Jenni Rivera: lo que no se vio del funeral

Jenni Rivera y lo que no se vio del funeral

No soltaron mariposas. Tampoco se repartieron flores ni fotos. Sin embargo, aunque la ceremonia para despedir a Jenni Rivera no fue en nada parecida a lo que la artista pide en su canción “Cuando muere una dama”, sus seguidores quedaron satisfechos con lo que presenciaron.

“Estuvo bonita, muy sentimental”, dijo Gracie Mónaco, una mujer que decidió dedicarse a imitar a Rivera luego de que frecuentemente la detuvieran en la calle para comentarle su gran parecido con la estrella de música regional mexicana.

Tampoco corrió el tequila y nadie se echó uno que otro “toque”. Su hermano Lupillo no pudo cantar en vivo –más tarde lo haría entre sollozos y de manera improvisada-, y no hubo parranda en “Playa Larga”, como ella traducía el nombre de Long Beach, la ciudad californiana donde nació.

La del miércoles en el anfiteatro Gibson de Los Ángeles fue más bien una ceremonia solemne, sobria, muy religiosa, en la que unos pocos de los fans de la diva –tan pocos como unos 6,000-, tuvieron la oportunidad de despedir a la cantante mexicoamericana que falleció el 9 de diciembre en un accidente de avión en México.

Como fue su último deseo, no fue incinerada. Sus restos fueron colocados en un ataúd rojo brillante –su color favorito- que estuvo presente en la ceremonia. Su padre, hijos y hermanos fueron quienes cargaron el cofre hasta el frente del escenario, adornado con cientos de flores blancas.

Además del ataúd, solo la familia más cercana de Jenni y una banda de músicos estuvo sobre el escenario. Cada uno de los hermanos, padres e hijos de la artista tuvo la oportunidad de decir algo sobre ella. No se leyó tampoco ninguna carta, como pide la intérprete en su sonada canción, pero se sabe que sí dejó por escrito su última voluntad, aunque la familia dijo que se trata de un documento legal, y que no se hará público.

Solo dos personajes que no eran de la familia Rivera participaron en los discursos, Peter Salgado, uno de los abogados de Jenni –y además su confidente-, y Pepe Garza, el primer programador que tocó la música de la artista en la radio.

“Jenni para nosotros era perfectamente imperfecta”, dijo Salgado conmovido.

“En mis 27 años trabajando en los medios de comunicación no recuerdo otra artista como Jenni simplemente porque no existe”, dijo Garza, también amigo íntimo de la diva. “Jenni vino a callarles la boca a los expertos de la imagen”.

El programador se refería a la figura rellenita de Jenni, en la que la artista se mostraba segura y cómoda. Así mismo se vio a muchas de las seguidoras que estaban presentes en la “graduación” de la diva, como llamaron al evento los parientes de la intérprete. Muchas de ellas iban vestidas con pantalones y blusas entalladas; no importaba que las librass de más se notaran a través de la ropa.

Muchas también lucieron sus extensiones de cabello, una moda que Jenni popularizó entre sus fans.

No obstante, no todo mundo estaba contento con la celebración a Jenni. Afuera del anfiteatro mucha gente que no consiguió uno de los boletos gratis que se repartieron vía internet dijeron que se sentían defraudados de que el evento no se hubiera efectuado en un lugar más grande.

Además, el proceso para conseguir las entradas fue complicado para muchos puesto que se requería pagar un dólar con una tarjeta de crédito.

“Yo los pude conseguir a través de una amiga”, dijo Evelyn Guzmán, quien dejó todo por asistir con sus hijas gemelas de dos años.

El acceso a los medios también estuvo restringido, aunque se puso a disposición la señal para que cualquier televisora o página web transmitiera en evento en vivo.

Afuera del anfiteatro, sin embargo, fotógrafos de medios en inglés y en español de todo el país se mostraron confusos y decepcionados con la decisión de la familia Rivera.

“Ni modo, toma lo que puedas con tu iPhone”, le dijo un fotógrafo a su reportero, que sí pudo conseguir una entrada.

Adentro, mientras tanto, uno a uno de los parientes hicieron alarde de lo que Jenni logró en vida; se resaltó desde su labor filantrópica hasta su fortaleza.

“Mi mamá era inquebrantable”, dijo Janney “Chiquis” Marín, la hija mayor de Jenni, durante su discurso.

“Todo tiene su tiempo […] El propósito de Jenni se ha cumplido”, dijo Pedro Rivera hijo, quien dirigió la ceremonia y quien también es pastor en una congregación cristiana. “Jenni vivía una vida de victorias, no se rajaba”.

Lupillo recordó la ocasión en la que Jenni lo sorprendió en un escenario. La artista lo visitó sin avisarle y le dijo “te amo”.

“Fue una felicidad más grande que cuando nacieron mis hijos”, dijo el también cantante, que sorprendió a la audiencia cuando ya terminada la ceremonia le quitó el micrófono al vocalista de la banda e interpretó entre llanto “Sufriendo a solas”, uno de sus temas más populares.

Al terminar el evento, se pidió a todas las personas que traían flores blancas que las llevaran a donde estaba el cofre. Fue lo más cerca que pudieron estar los fans de la diva, que siempre fue alcanzable y accesible, y a la que solo un acontecimiento como la muerte pudo separar de sus fans.

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