Latinos definirán reglas sobre envejecimiento

Latinos definirán reglas sobre envejecimiento

Para Paula y Manuel Cisneros, cada día es un verdadero reto de sobrevivencia. A sus 73 años, él corta y embolsa nopales que vende en la calle para pagar gastos básicos y ella anda en busca de un empleo. Para ellos, un retiro apacible sólo luce como un sueño muy distante.

“Envejecer es muy fácil, pero hacerlo con dignidad y bienestar no lo es tanto”, dice Manuel, quien llegó de México como indocumentado en 1972, trabajó como obrero de la construcción y después obtuvo la ciudadanía estadounidense hace más de 28 años.

La pareja de inmigrantes mexicanos vive a duras penas con un ingreso del seguro social por 900 dólares mensuales, reciben ayuda de la oficina de la autoridad pública de vivienda de Dallas que paga la mitad de la renta de su apartamento y carecen de ahorros.

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Cada mes les faltan recursos para solventar su servicio telefónico o más comida, por lo que hace más de un año buscaron ingresos con la venta de canela, chiles y otras especias. Ahora sólo ofrecen los nopales frescos que limpian, cortan y ponen en bolsitas.

Señalan que recurrieron a esa alternativa porque nadie les da trabajo, ya sea por su edad, falta de dominio del inglés, la falta de educación formal, por ser mexicanos o la combinación de todo.

“En este país se trabaja mucho y muy duro, como lo hice, pero no siento que obtuve suficientes beneficios para mi vejez o tal vez no comprendí la forma adecuada de hacerlo”, expresó Manuel, quien planea tomar clases de computación para ver si obtiene un empleo.

“La venta de nopales se ha vuelto indispensable para nuestro presupuesto, es la forma en que ganamos 5 o 10 dólares para la gasolina, el pago del vehículo y su seguro y el costo de nuestros medicamentos”, dijo Paula, a sus 63 años de edad.

A pesar de que padece diabetes y un problema de espalda que le dificulta caminar, ella confía en que hallará empleo, ya sea por sus habilidades secretariales o su experiencia como empleada de Blockbuster, donde le dieron varios diplomas por su eficiencia laboral.

Paula y Manuel no sólo pertenecen al grupo minoritario más numeroso, de más rápido crecimiento en el país y el de mayor expectativa de vida, sino también al que presenta mayores disparidades en educación, salud y riqueza.

A la vez, ellos son parte del 50 por ciento de los ancianos latinos mayores de 65 años de edad que viven en la pobreza o cerca a los niveles de pobreza, según un reporte de la oficina del Censo de Estados Unidos.

Como los Cisneros, millones de inmigrantes hispanos que residen y envejecen en este país, forman parte de la numerosa generación de ancianos y “baby boomers” que en los próximos años podrían influir en las prioridades y políticas nacionales de salud, programas sociales y de senectud, según expertos académicos.

“Después de las elecciones presidenciales de este año, se vio la importancia de los latinos como votantes en Estados Unidos, lo cual debería repercutir en mayor atención y fondos para la investigación sobre las implicaciones de la diversidad y el envejecimiento en las políticas sociales y en la práctica”, dijo el director del Centro de investigación de políticas sobre el envejecimiento de la Universidad de California Los Angeles (UCLA), Fernando Torres-Gil, durante la Reunión Anual de la Sociedad de Gerontología, el mes pasado.

Ahí, en un simposio sobre el tema del envejecimiento en Estados Unidos y México, Torres-Gil consideró que en los factores de diversidad y senectud, ambos países están ligados y deben analizar conjuntamente todos los aspectos de la migración reciente y pasada para entender las necesidades de la siguiente generación de ancianos.

Además, por ser México el país de origen de la mayoría de los hispanos en Estados Unidos, la diversidad relacionada con los latinos está vinculada a ese país por razones demográficas.

Torres-Gil señaló que hay otro dilema para Estados Unidos en relación con México. La migración indocumentada de ese país actualmente casi llega a niveles de cero. “¿Quién va a reemplazar a esa fuerza de trabajo que ha subvencionado el programa federal del seguro social con los impuestos que pagan, pero no reciben?”, cuestionó en una entrevista.

La aportación de los inmigrantes indocumentados por el pago de impuestos en su trabajo se acumula en el fondo del seguro social que recibe la población anciana que no es latina, dijo.

En Estados Unidos “nos estamos volviendo minoritarios y viejos muy rápidamente y aún no sabemos cuál es el impacto ni cómo vamos a afrontarlo, pero los cambios serán necesarios”, comentó el académico hispano.

Estamos viviendo una situación sin precedentes, la coincidencia de una gran diversidad y el más rápido envejecimiento de la generación de “baby boomers” que se ha visto en Estados Unidos, señaló Torres-Gil, quien encabezó la administración federal sobre envejecimiento durante el período del expresidente Bill Clinton.

De los 47 millones de hispanos en Estados Unidos, actualmente el 6% son ancianos mayores de 65 años, lo que se triplicará a 18% en el año 2050. Ese año, se calcula que el 30% del total de la población será de origen latino, si siguen creciendo al ritmo actual y aún mayor si continúa aumentando su expectativa de vida y el flujo de inmigración.

“México está envejeciendo también y nuestra diversidad y futuro tiene mucho que ver con ese país, por lo que podemos buscar soluciones más allá de nuestras fronteras y comprometernos a trabajar juntos para analizar nuevas políticas y programas”, dijo.

Aquí, la confluencia de la diversidad y el envejecimiento ya está sucediendo y no podemos esperar más para explorar nuevas medidas para afrontarlo, mencionó Torres-Gil.

La presente generación de ancianos hispanos y la siguiente de los “baby boomers”, podrían darnos las claves para entender las nuevas necesidades de su retiro y con el poder político que los latinos demostraron en los pasados comicios, deberán influir no sólo en los debates sobre una reforma migratoria sino en nuevas políticas públicas para el envejecimiento en el futuro en este país.

Yolanda González Gómez escribió esta nota informativa como parte de la Beca para periodistas sobre envejecimiento de la Fundación Metlife, un proyecto de la Sociedad de Gerontología de América (URL: http://www.geron.org) y New America Media (URL: http://www.newamericamedia.org)

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