Peña Nieto: cautelosa bienvenida de la prensa estadounidense

Peña Nieto: cautelosa bienvenida de la prensa estadounidense
Mexican new President Enrique Pena Nieto speaks after taking the constitutional oath during a ceremony at the Congress in Mexico City, on December 1, 2012. Enrique Pena Nieto was sworn in as president of Mexico on Saturday following protests by leftist lawmakers inside the congress and clashes between demonstrators and police outside. AFP PHOTO/ALFREDO ESTRELLA (Photo credit should read ALFREDO ESTRELLA/AFP/Getty Images)
Mexican new President Enrique Pena Nieto speaks after taking the constitutional oath during a ceremony at the Congress in Mexico City, on December 1, 2012. Enrique Pena Nieto was sworn in as president of Mexico on Saturday following protests by leftist lawmakers inside the congress and clashes between demonstrators and police outside. AFP PHOTO/ALFREDO ESTRELLA (Photo credit should read ALFREDO ESTRELLA/AFP/Getty Images)

Con tan solo 46 años de edad, Enrique Peña Nieto, abogado y exgobernador del estado de México, asumió este sábado el poder como presidente de México durante los próximos seis años, en los que prometió reducir la violencia interna e implementar el crecimiento económico del país.

La prensa estadounidense reaccionó al evento con cautela y una notable ausencia de comentario crítico, algo propiciado tanto por la baja expectativa, la insatisfacción en México con el saliente Felipe Calderón y el magro 38 por ciento de los votos que logró el Partido Revolucionario Institutional (PRI) en las recientes elecciones.

Así, el New York Times enfatiza la visión de la nueva administración de que “la generación de mejores empleos avanzará en gran medida con la reducción de la violencia al proveer alternativas al crimen para los desempleados crónicos”.


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Asimismo se enfoca en los planes de Peña Nieto de reorganizar las fuerzas de seguridad nacionales y crear unidades paramilitares para combatir la violencia en áreas rurales y allí donde la corrupción policial sea mayor.


“Sin embargo, la administración será observada de cerca para verificar si hacer avanzar o retroceder a México”.

Por su parte, el Christian Science Monitor da nota de la dificultad que tendrá el nuevo presidente al ser su partido identificado con la corrupción que caracterizó al país “durante 71 años”, un partido que gobernó “con una combinación de corrupción, amiguismo y en su peor etapa, con una actitud autoritaria y represiva”.

“La corrupción será un reto constante para Peña Nieto y su partido, el PRI”, dice la publicación de internet.

Al igual que otros, CSM cuenta a la prensa libre como una de las garantías que lo que sucedió en el pasado ya no vuelva, pero se pregunta si será suficiente para combatir una corrupción que ya no es local sino nacional e implica a las tres ramas del poder.

Un ejemplo, dice, es “el reciente escándalo de Walmart en México, en donde la corporación estadounidense supuestamente compró permisos para construir más rápidamente sus grandes tiendas allí”.

Además, continúa el análisis, cualquier reforma debe pasar por una solución de la corrupción policial, para lo cual Peña Nieto solamente ofrece una reorganización de la misma fuerza, sin que, como dice su fuente Edgardo Buscaglia, profesor universitario y activista en México, se cumplan cuatro condiciones: “crear un sistema judicial funcional, limpiar el gobierno de corrupción mediante juicios, confiscar bienes ilegalmente obtenidos y brindar oportunidades económicas y políticas sociales”.

La tarea será difícil dada la arraigada costumbre del pago de sobornos, que, cita la publicación, cuesta a los hogares mexicanos 14 por ciento de sus ingresos.

Por su parte, el Los Angeles Times, principal diario en la mayor concentración de mexicanos fuera de México, hace hincapié en que el principal esfuerzo de Peña Nieto será “alejar el centro de atención de la batalla contra los carteles de la droga que consumió y en última instancia obsesionó al presidente saliente Felipe Calderón”, algo difícil, ya que “ha heredado una nación lastimada, aterrorizada y polarizada”.

En lugar de esta guerra, Peña Nieto quiere hablar de la economía, de inversiones extranjeras y de la creación de empleos.

A pesar de esta urgencia, acota el matutino angelino, la nueva administración declaró que rechazará los pactos con el narcotráfico que caracterizaron a antiguos gobiernos del PRI, algo de cualquier manera “más complicado” por la naturaleza fragmentada y la violencia extrema de los narcos.

Otro choque que se avecina para el nuevo mandatario, dice el LA Times, sería la oposición de los sindicatos de Pémex a su intento de privatizar la gigantesca empresa.

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