La muerte de la leyenda del boxeo Héctor "Macho" Camacho no solamente proyectó una sombra sobre todo el mundo del deporte.
El tiroteo que dejó a Camacho entre la vida y la muerte durante días, antes de que falleciera el sábado, iluminó una vez más la violencia fuera de control que rige en Puerto Rico, alimentada por un reciente crecimiento en el tráfico de drogas. La isla quebró en 2011 su propio récord, con 1,136 asesinatos.
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La policía sigue investigando lo que es ya el doble homicidio de la semana pasada, pero todavía no ha descubierto un motivo. Sujetos armados dispararon contra Camacho y su amigo Alberto Mojica Moreno cuando ambos estaban estacionados cerca de una licorería en la capital, San Juan. Los agentes hallaron nueve sobres de cocaína sobre el cuerpo de Mojica, y un décimo sobre, abierto, dentro del automóvil, de acuerdo con el matutino local El Nuevo Día.
Si Puerto Rico fuese un estado -- lo cual no sucederá próximamente, a pesar del reciente voto popular -- poseería el más alto índice highest homicide rate de homicidios en Estados Unidos, más del doble de quien estaría en el segundo lugar, Luisiana, de acuerdo con un informe confeccionado por la Unión Americana de Derechos Civiles (ACLU).
"La violencia que experimentamos está mal", dijo el hijo de Camacho, Héctor “El Machito,” también boxeador, en un comunicado de prensa la semana pasada. “Que esto sea un mensaje a la juventud de que debemos cambiar la manera en que vivimos”.
El problema se debe en parte al crecimiento del narcotráfico, de acuerdo con el gobernador saliente Luis Fortuño, quien dijo a la cadena NBC que el gobierno federal había "ignorado" sus llamadas. “Hemos estado golpeando a las puertas de Washington", explicó.
"Los carteles de la droga son inteligentes", dijo el presidente del subcomité de Seguridad Nacional Michael McCaul a la misma fuente. “Se dan cuenta de que todo nuestro esfuerzo se concentra en la frontera del suroeste. No prestamos atención a nuestra tercera frontera, el Caribe, y ellos se aprovechan".
Para complicar las cosas más aún, parecería que la policía de la isla también está implicada en la violencia.
Puerto Rico tiene más que el doble de agentes de policía por residente que Estados Unidos, según la ACLU, pero sufre de una tasa de homicidios de 26.2 por cada 100,000 residentes, más que México. El informe de la agrupación dice que la "cultura de violencia y corrupción" es común en el departamento de Policía de Puerto Rico.
Y la secretaría federal de Justicia se hizo eco de este pensamiento el año pasado, cuando señalo que el uso excesivo de la violencia y la supresión del derecho de expresión garantizados por la primera enmienda violan tanto la Constitución estadounidense como la ley federal.
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