Teresa andaba vestida de blanco de pies a cabeza, sudaba intensamente bajo el sol de Miami, a pesar del otoño del sur de la Florida, y tenía un gallo a su lado con una cinta roja en la pata. El gallo, según Teresa, es la suerte, es la fortaleza, es su fe para que esta noche el exgobernador Mitt Romney gane las elecciones presidenciales.
"Me hice el santo y creo en mis santos, en mis divinidades, y en estas elecciones ellos tienen el resultado", explicó la mujer de 48 años, que como muchos otros cubanos en el sur de Florida, es practicante de santería, un sincretismo religioso que funde creencias católicas con la cultura tradicional yoruba, resultado del encuentro entre europeos y africanos en Cuba.
Teresa es también una de las tantas votantes cubanas que, con voz ronca, henchida de pasión, grita a todo pulmón, afuera de los centros de votos de Hialeah, donde se concentra una importante comunidad de cubanos exiliados, que la alianza Romney Ryan, candidatos a la presidencia y vicepresidencia por el partido republicano, respectivamente, "es el futuro del país".
"Obatalá es el dueño de todas las cabezas del mundo, y si gana Obama vamos a estar muy mal. Los santos no lo quieren, nos vamos de cabeza al abismo", aseguró a HuffPost Voces Teresa, quien es capaz de golpear a un reportero con cámara en mano si se le intenta sacar una foto a ella y a su gallo, en el distrito 331, en Hialeah, entre la calle 103 y la 49 avenida.
EL PULSO DE LA CALLE: LO QUE NOS DIJERON
Votación sur de la Florida
A pesar de la crisis generada en Florida en la votación anticipada por la espera de hasta cuatro horas, los votantes en Hialeah afirman que este 6 de noviembre el panorama ha sido tranquilo.
"Creo que hay muchos centros de votación y que hoy están más organizados que hace ocho días cuando comenzó la votación", confirmó Clotilde Álvarez, quien llevaba horas en una silla en las afueras del mismo centro de votación pidiendo a otros votantes que apoyen a Romney y que a las 7pm (ET), cuando cierre el centro, se dirigirá a un hotel en Miami. "Allí vamos a esperar la victoria de Romney y Ryan", comentó con total seguridad.
El voto anticipado en Florida se convirtió en una verdadera pesadilla en uno de los estados más decisivos en la contienda presidencial de este martes 6 de noviembre. Largas filas de espera, de hasta cinco horas, bajo el sol, votantes irritados, con pancartas de protestas, fueron el escenario que caracterizó el ambiente preelectoral.
El gobernador republicano de Florida, Rick Scott, ha estado en el ojo del huracán después de que se negó a ampliar el horario de votación anticipada. El domingo 4 de noviembre, el Departamento de Elecciones en el Condado Miami Dade, donde se experimentó la mayoría de los problemas y las largas esperas, decidió que los votantes solicitaran, llenaran y entregaran boletas ausentes durante unas cuatro horas, que no resultaron suficientes ante la demanda de personas interesadas en ejercer ese derecho.
