"Las directrices de la Universidad Americana de Obstetras y Ginecólogos, refuerzan la importancia de los exámenes de cáncer cervical regularmente para todas las Latinas. Las Latinas tienen la mayor tasa de cáncer cervical entre todas las mujeres y los exámenes continuos son esenciales para nuestra salud", señaló en un comunicado Jessica González-Rojas, directora ejecutiva del Instituto Nacional de Latinas para la Salud Reproductiva (NLRIH).
Hasta ahora, barreras como "los ingresos, el lenguaje, el estatus migratorio y la falta de seguro, han impedido a las Latinas el acceso a cuidados preventivos y a salvar vidas, como los exámenes de cáncer cervical", explica González-Rojas, quien no pierde oportunidad en afirmar que esto no seguirá siendo así, pues "gracias a las importantes reformas del cuidado de la salud, millones de Latinas ahora pueden accesar a este importante tipo de atención".
El NLRIH aboga por los exámenes de detección del VPH y de cáncer cervical rutinarios y administrados regularmente durante visitas ginecológicas periódicas; información completa e integral sobre la sexualidad; acceso accesible a las tecnologías de salud reproductiva como la vacuna contra el VPH, e información adecuada y correcta para prevenir el VPH y otras infecciones de transmisión sexual.
De acuerdo con este Instituto, investigaciones recientes demuestran que las lesbianas son menos propensas a ser examinadas por cáncer cervical que las mujeres en general. Sin embargo, esto no significa que las mujeres LGBTQ no deban seguir los mismos estándares de cuidado y prevención que cualquier mujer.
El cáncer de cuello uterino es causado por varios tipos del virus del papiloma humano (VPH), y aunque existe una vacuna para niñas y mujeres jóvenes, hacerse un examen Papanicolaou periódicamente también es de suma importancia, ya que este permite detectar y tratar las células cambiantes antes de que se conviertan en un cáncer.
Las pautas de salud recomiendan que la mujer se haga su primera prueba de Papanicolaou a los 21 años. Las mujeres entre esta edad y los 29, deberían hacerse una prueba de detección cada tres años, y aquellas entre los 30 y los 65 años pueden hacerse exámenes selectivos de detección de cáncer de cérvix cada cinco años con una prueba conjunta de Papanicolau y de VPH, o cada tres años con una prueba de Papanicolaou solamente.
Para más información sobre las pruebas de Papanicolaou y del virus del papiloma humano visita la página del Instituto Nacional del Cáncer.