Mural para honrar labor de braceros en Texas

¡Que vivan los braceros!

Tras meses de elaboración, un mural en honor a los Braceros mexicanos luce en los muros del modesto edificio de la alberca municipal en la comunidad de San Juan, en el Valle del Río Grande y constituye ahora el único tributo visual que existe en Texas para los migrantes que llegaron a Estados Unidos de 1942 a 1964.

En el corazón de este pueblo en el sur del estado, la gente puede mirar diariamente lo que significó el éxodo de jornaleros mexicanos, a través de las imágenes pintadas en las paredes de la pequeña instalación, ubicada justo detrás de la Basílica del Santuario Nacional de Nuestra Señora de San Juan del Valle.

El artista Raúl Valdez, ayudado por miembros de la comunidad, maestros y estudiantes, plasmó la vida de los braceros que vivieron condiciones laborales extremas, que fueron sometidos a la fumigación corporal para entrar a Estados Unidos y se les obligó al uso de herramientas como el azadón de mango corto, el cual está actualmente prohibido para labores agrícolas.

Se trabajó en el mural desde abril hasta fines de junio de este año y hace un par de meses se inauguró oficialmente con una celebración popular en este poblado localizado a unas millas de la frontera con México.

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“Es un orgullo ver el proyecto terminado con el apoyo de la comunidad y como una celebración a los braceros que contribuyeron tanto a la riqueza de esta región y del país”, señaló la doctora Stephanie Alvarez, coordinadora de la iniciativa y directora del programa de Estudios Mexicano-Americanos de la Universidad de Texas Pan-American (UTPA).

Los estudiantes de la doctora Alvarez en el centro de Estudios Mexicano-Americanos (MAS, por sus siglas del inglés) tuvieron la idea de realizar un mural con el motivo del bracerismo y también inspirados por la tradición del muralismo como una forma artística para plasmar hechos de la historia de México, en este caso el trabajo de millones de mexicanos en los campos, fábricas y construcción en Estados Unidos durante 22 años.

La maestra y estudiantes de la UTPA se dieron a la tarea de llevar a cabo la iniciativa, dado que la historia de los braceros “ha permanecido ignorada, oculta, olvidada y mediante el mural queremos hacerla pública, crear una conciencia colectiva y honrar a esos trabajadores y campesinos para reconocer su aportación”, señaló Álvarez.

Dijo que en esta región de San Juan y la región fronteriza del Valle del Río Grande, existe una infinidad de historias de braceros, tanto de ellos mismos como de sus descendientes y es necesario concientizar a la comunidad de esa parte de su historia.

La terminación del mural a los braceros fue posible por la aportación de recursos del Instituto Smithsonian y de la ciudad de San Juan, así como otros fondos de donantes privados y actividades organizadas por estudiantes de MAS y del grupo “Cosecha Voices”.

El Instituto Smithsonian también contribuyó al montaje de la exhibición “Cosecha dulce, Cosecha amarga” en las instalaciones de la UTPA desde finales de abril pasado.

El mural muestra como figura central a manos campesinas gigantes y a un trabajador agrícola que cosecha vegetales inclinado en los surcos con un azadón corto, ataviado con su sombrero característico. También se ven imágenes de la fumigación que las autoridades estadounidenses hacían a una hilera de migrantes desnudos como requisito para ser admitidos en el país. Una locomotora y varios símbolos del pasado indígena de México.

“Ahí, miles de niños de San Juan crecerán con el mural, viéndolo y conociendo algo de la historia del bracerismo mexicano”, externó la doctora Álvarez.

El artista Raúl Valdez, quien pintó y supervisó la ayuda de estudiantes y personas residentes de San Juan en su confección, señaló que uno de los propósitos fue hacerle sentir a la gente que el mural es de todos y forma parte de su comunidad.

Para Valdez, el mural también contiene la denuncia crítica por la forma en que los braceros fueron tratados laboralmente con jornadas de sol a sol y condiciones injustas. “Hay que mostrar lo que pasó y cómo pasó”, señaló en una entrevista con HuffPost Voces en abril pasado, dijo refiriéndose al uso forzado del azadón corto, las fumigaciones corporales, la exposición a pesticidas químicos y las circunstancias humanas en que vivían.

Eloy González, un miembro de “Cosecha Voices”, un grupo de estudiantes pertenecientes a familias campesinas migrantes, indicó que el mural honra a su propia familia que se desplazaban desde Ohio para pizcar pepinos hasta Texas para cosechar cebolla durante varios años. Ahora él estudia Ciencias Políticas y se convertirá en abogado. “El trabajo de los braceros migrantes permitió que yo esté donde estoy ahora y de esa parte de la historia de este país no se nos habla ni en la escuela básica ni en la universidad”, agregó.

Ya terminado el mural y expuesto al público, será celebrado nuevamente durante el “Festival de bienvenida a los Migrantes” que este sábado 20 de octubre celebrará el Santuario Nacional de Nuestra Señora de San Juan para honrar a las familias migrantes.

Con una amplia tradición agrícola, la ciudad de San Juan mantiene un agradecimiento a los migrantes que poblaron esa región del Valle de Río Grande, ya que “el templo fue edificado en 1954 con los nickels, dimes y pesetas de los migrantes”, señaló el rector de la Basílica de Nuestra Señora de San Juan, Fray Amador Garza, durante un evento local.

El programa Bracero trajo a millones de mexicanos a labores del campo, manufactura, construcción y servicios de 1942 a 1964 y ha sido el mayor programa de trabajadores extranjeros temporales en la historia de Estados Unidos.

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