Tras siete años de angustiosa espera, Jesús Navarro recibe trasplante de riñon

Recibe riñón indocumentado hispano

OAKLAND El día tan esperado para Jesús Navarro finalmente esta semana llegó lleno de alegría y esperanza.

A Navarro se le practicó la semana pasada un trasplante de riñón en el Hospital Médico de la Universidad Estatal de San Francisco (UCSF), en contra de todos los pronósticos ya que como inmigrante indocumentado ningún otro hospital le quiso prestar ayuda.

“El trasplante ya se hizo y según los médicos fue todo un éxito; ahora lo que sigue es continuar con el tratamiento. Los doctores me dicen que en seis meses yo debería estar totalmente recuperado", dijo Navarro, de 36 años y originario de Guadalajara.

Durante los últimos nueve meses, Navarro, quien vive en una modesta casa en el área de Oakland junto a su esposa Angélica y su pequeña hija de tres años, Karen, estuvo dependiendo de una máquina de diálisis y le es difícil creer que ahora ya no necesita estar cada tres días estarse realizando estas diálisis.

“Hace nueve meses que empeoré muchísimo y por esta razón perdí mi empleo como soldador en Berkeley; yo pasaba doce horas diarias poniéndome el cateter a la máquina de diálisis,” explicó Navarro.

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El caso de Navarro consiguió relevancia nacional luego de que, a nivel nacional, un inmigrante indocumentado no tiene derecho a recibir ayuda médica de este tipo y mucho menos son elegibles para un trasplante, lo cual podría sentar un precedente en California.

“Fue toda una batalla con los hospitales y el seguro médico. En cuanto sabían que era indocumentado me decían que no era elegible por carecer de papeles,” expresó Navarro, quien a pesar de tener seguro médico privado por años, los hospitales lo rechazaban aduciendo que era contra la ley ayudar a un indocumentado.

Inclusive, Navarro comentó que su esposa estaba dispuesta a donar uno de sus riñones pero, el estatus legal de ambos, no permitía ningún tipo de ayuda médica.

El caso de Navarro es tan solo uno de los 5,000 que han hecho una petición al UCSF para una operación de trasplante, según un comunicado de la institución.

De acuerdo a Karina Rush-Monroe, vocera del UCSF, este es el primer caso de trasplante que se practica a un indocumentado en este hospital, sin poder precisar si es el primero en California

“Para UCSF no importa el estatus migratorio de la persona mientras esa persona se haga cargo de los gastos de medicinas y hospitalización y todos los gastos médicos que un trasplante requiere,” dijo Rush-Monroe.

Rush-Monroe aseguró que uno de los problemas es que hay una gran escasez de donación de órganos y se debe de evaluar el mejor candidato a recibir el órgano que pueda resistir y aceptar el trasplante en un futuro. En el caso de Navarro, ella dijo que era un candidato ideal.

Aunque la familia Navarro no cuenta con los medios para cubrir más de $25,000 que cuesta el trasplante, parte de esa cantidad la cubrirá la Clínica La Raza en Oakland, además de su seguro médico y una mínima parte será pagada por Navarro, una vez que consiga empleo.

En un comunicado dado a conocer esta semana, UCSF señaló que la institución no puede y nunca podrá discriminar a un paciente en base a su estatus migratorio, refiriéndose al caso de Navarro.

El doctor Joshua Adler, jefe médico del hospital, comentó que en sí no es el problema migratorio el que complica la situación para el paciente, por lo menos para UCSF, sino que Navarro no podría ser elegible para programas gubernamentales que cubren altos costos de medicamentos y chequeos después de la operación, los cuales son muy necesarios para prevenir que los órganos sean rechazados por el organismo.

Una de las personas que mayormente ayudó a Navarro a conseguir lo que prácticamente era imposible, fue Donald Kagan, quien hace años recibió un trasplante de riñón de un inmigrante nicaragüense.

“Yo vi el caso de Navarro en el periódico y me llegó al corazón. Desde entonces he tratado de ayudarlo y aconsejarlo sobre todo lo que necesita, “dijo Kagan, quien hace un año lanzó una campaña de apoyo para que la comunidad supiera del caso y ayudaran económicamente.

“El estado migratorio de una persona nunca debe de determinar la elegibilidad para salvar una vida, eso es inhumano. Me da gusto saber que todo salió bien en la operación y por mi parte continuaré apoyando a la familia Navarro porque yo sé lo que significa este tipo de condiciones médicas, “dijo Kagan, quien luchó arduamente para que el seguro médico de Navarro aceptara pagar parte de la operación.

Por lo pronto, Navarro se encuentra en plena recuperación en su casa y con mucho ánimo para seguir trabajando por el bienestar de su familia. “La vida me ha dado una nueva oportunidad y no la puedo desaprovechar.”

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