Este fin de semana, el último príncipe heredero de Europa, Guillermo de Luxemburgo, contraerá matrimonio con una aristócrata belga. El futuro monarca es hijo del Gran Duque de Luxemburgo y de una cubana, María Teresa Mestre. ¿Pero quién es esta mujer? ¿Cómo una inmigrante llegó a la realeza?
La historia de Mestre es la de un verdadero cuento de hadas. Nació un 22 de marzo de 1956 en La Habana, Cuba, y con tres años de edad llegó a Nueva York, Estados Unidos, cuando su familia decidió abandonar la isla caribeña por su desacuerdo con el gobierno de Fidel Castro.
Foto de los novios: el primogénito del Gran Duque, Príncipe Guillermo y la condesa belga Stéphanie de Lannoy
CRIOLLA CONQUISTANDO LA REALEZA
En Estados Unidos la niña vivió hasta 1965, año en que la familia Mestre decidió cruzar el Atlántico y establecerse en Génova. La mayor parte de los estudios de María Teresa fueron en Europa, y en 1980 se graduó de Ciencias Políticas en el Instituto Internacional de Estudios de Génova.
Justamente, mientras cursaba sus cuatro años de licenciatura, Mestre conoció a quien después sería su esposo, el Príncipe Henri de Luxemburgo. A pesar de la diferencia de linaje y que María Teresa no estaba asociada con ningún tipo de raíz burguesa, conquistó el corazón del joven aristócrata. En los círculos de la aristrocacia luxemburguese, a la cubana la llamaban "la criolla".
Mestre fue una estudiante universitaria apasionada con la investigación acerca de la mujer en las causas sociales, tema que no ha abandonado y que al casarse con el Príncipe siguió desarrollando por lo que creó la Fundación Príncipe Henri y María Teresa para apoyar a familias pobres en la integración a la sociedad.
En Junio de 1997, la Príncesa María Teresa, fue elegida como Embajadora de Buena Voluntad por la UNESCO, por lo que se involucró activamente en causas para promover la educación de niñas y adolescentes en países en vías de desarrollo.
En el 2000, el Príncipe Henri obtuvo el título de Gran Duque de Luxemburgo, razón por la que María Teresa Mestre también adquirió el rango de Gran Duquesa de Luxemburgo. La fundación la rebautizarían con los nuevos títulos.
Foto de los Duques de Luxemburgo con los novios
Pero como en todos los cuentos de hadas, la condesa cubana, la criolla, no ha estado libre de escándalos. Hace poco más de una década, ella misma reconoció en entrevista a la prensa rosa en Europa que su relación con su suegra, Josefina Carlota, no era miel sobre hojuelas.
La condesa aseguró que la madre de su marido había intentado destruir el matrimonio al alegar que el Duque le había sido infiel. Nunca se comprobó nada al respecto.
La pareja tiene cinco hijos y el mayor, Guillermo, de 30 años, será quien contraerá matrimonio este fin de semana. El novio fue educado en Suiza y también estudio Ciencias Políticas, como su madre; la novia, Stéphanie de Lannoy, pertenece a una de las más prominentes familias en Bélgica y es licenciada en Filología alemana de la Universidad de Lovaina.
La historia de la Gran Duquesa de Luxemburgo es como la de cualquier plebeya, quien no nació en cuna de oro, y terminó enamorando y conquistando al príncipe azul, como suelen decir los estudiosos de la realeza. El por qué de esta fascinación en la modernidad por estas historias de amor en las monarquías es porque estas mujeres, que no vienen de un linaje monárquico, han sido capaces de establecer un contacto más realista entre las casas reales y el pueblo.
