Hombres: ¿prefieren a las mujeres producidas o naturales?

DE HOMBRE A HOMBRE: ¿Las prefieres producidas o 'naturalitas'?

Advertencia: Esta columna está basada en focus groups realizados en lugares desconocidos y no en las experiencias personales del autor. Está prohibida su lectura a las mujeres.

El pasado viernes me fui al sector financiero de la ciudad de Miami (Brickell) a ver dos partidos de fútbol por las eliminatorias al Mundial Brasil 2014. En ese intenso y difícil trabajo de campo, me acompañaron cuatro amigos. William, de Venezuela (40), Nicolás, de Argentina (34), Carlos Mario, de Colombia (38), y una amiga psicóloga de Cali de solo 25 añitos.

Nos ubicamos frente a la pantalla de televisión más grande del lugar; el primer partido fue el de Colombia vs. Paraguay. Gracias a Dios, todos los presentes apoyaban al equipo cafetero haciendo que mi sacrificada labor fuera más llevadera.

Cuando disfrutábamos de la primera ronda de cervezas, a la psicóloga le dio por decir: "Si Falcao hace un gol, le perdono el aliser (producto para el cabello) que usa... ja, ja, ja, tan feo que se ve un hombre producido…" Ese comentario despertó la ira de mis compañeros, y Carlos Mario le dijo: "¿Tú vienes a decirme a mí que los hombres nos producimos? Si ustedes ya parecen de mentiras, uno no sabe ni qué es de verdad, ni qué es de mentira… es casi una lotería saber con qué se va a encontrar uno a la hora del acto".

Los demás en la mesa le recordaron a la más joven de la reunión el uso "indiscriminado" de tintes, fajas, extensiones, uñas postizas, jeans levanta nalgas, tacones de dos metros, pestañas postizas, maquillajes exagerados, cremas bronceadoras, acentos al hablar, el cual también es producido; además afirmó William: "Todas son unas interesadas que sólo quieren que les gasten..."

Yo obviamente defendí a mi angelical psicóloga, que en realidad no sabía en qué lío se había metido con su comentario. Sin embargo, aproveché para sentarme a su lado y decirle al oído: "No te preocupes, todos ellos son unos hipócritas, en un ratito te lo demuestro".

Así pues, transcurrió el primer tiempo del partido donde Falcao perdió dos oportunidades de gol. La caleña, que lucía como una Pocahontas criolla, se reía y se acariciaba el pelo y me comentaba que de pronto el aliser se le estaba derritiendo a Falcao, y que le estaba cayendo en el ojo y por eso no podía ver bien (ella creía que eso era chistoso, mientras yo sufría por mi equipo).

Pero a decir verdad, yo estaba feliz de ser su confidente y le daba la razón en todo, y más cuando se levantaba a ir al baño... en esos momentos a los cuatro se nos olvidaban sus comentarios y apostábamos si ese gigantesco trasero era operado o naturalito… Nicolás suplicaba al cielo porque ese pantalón de lino gris cediera igual que el vestido de Sofía Vergara y nos dejara cantar un gol.

Llegó el segundo trasero, perdón, llegó el segundo tiempo, y vino consigo la desgracia para la psicóloga y la dicha para mí. Falcao anotó dos golazos, mis amigos se burlaban de ella y Nicolás le decía: "Mira al tipo del aliser cómo hace goles", etc. Ella estaba triste pero yo feliz de poder consolarla y decirle que tranquila, igual estaba ganando Colombia y que eso era lo importante, que al próximo partido no los invitáramos a ellos y más bien nos lo viéramos solitos para evitar a esos patanes.

Terminó el partido de Colombia y todo era felicidad. Había ganado el equipo del aliser... perdón, el equipo del goleador Falcao. En ese momento pedimos la séptima ronda de bebidas y brindábamos en medio de cantos y aplausos a cada repetición de los goles.

Pedimos pizza, comimos, y de repente me veo solo conversando con la joven psicóloga; no sé quién le estaba dando terapia a quién, lo importante es que estábamos en sesión… Pero, ¿dónde están mis amigos? Pues obviamente estaban hablando con unas bellas colombianas que habían llegado al lugar hechas unas muñecas Barbie. En ese momento sentí un poco de envidia, pero era muy tarde, ya había descargado mi pistola y no había vuelta atrás.

A los 15 minutos mi mesa estaba llena de silicona, extensiones, uñas larguísimas, maquillaje por toneladas, perfumes fortísimos, camisetas ombligueras que demarcaban un perfecto abdomen y pechos a punto de explotar. Todas tenían unos pantalones blancos muy cortitos que dejaban ver el inicio, literalmente, de dos balones de fútbol muy apretados donde terminaban sus espaldas, era un barbaridad. Kim Kardashian era una plancha al lado de estos monumentos a la voluptuosidad, las cuales obviamente eran de Medellín, Colombia.

Mis amigos embobados y pidiendo trago y comida por montones para que las montañosas (ojo, no dije montañeras) mujeres no se pararan de la mesa ni para ir al baño.

Al rato empieza el partido de Argentina, y una de las paisas exclama: "Me encantan los jugadores de fútbol, tienen unas piernotas y todos son muy lindos. Muchachos, y a ustedes ¿cómo les gustan las mujeres?".

En ese momento la psicóloga interrumpe y dice: "A esos tres (señalando a mis amigos) les gustan las mujeres sin extensiones, sin cirugías, sin acento de tontas, sin uñas postizas, mejor dicho, a ellos les gustan 'naturalitas', cero producidas chicas, y alístense a pagar la cuenta de lo que se están comiendo porque aseguran que no invitan a desconocidas".

Ahora les pregunto a ustedes: ¿Producidas o naturalitas? CONFIESA AQUÍ

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