Los verdaderos temas de las elecciones (ENCUESTA para pensar)

Qué piensas de los verdaderos temas de estas elecciones
In this combination of file photos, Republican presidential candidate former Mass. Gov. Mitt Romney, left, takes a bite of pizza during lunch with his wife Ann while campaigning at Village Pizza in Newport, N.H., Dec. 20, 2011, and then-Senator Barack Obama, right, takes a bite of pizza at American Dream Pizza in Corvallis, Ore., March 21, 2008. Pizza Hut is offering a lifetime of free pizza, one large pie a week for 30 years, or a check for $15,600 to anyone who poses the question "Sausage or pepperoni?" to either President Barack Obama or Republican candidate Mitt Romney during the live Town Hall-style debate next Tuesday, Oct. 16, 2012. (AP Photo)
In this combination of file photos, Republican presidential candidate former Mass. Gov. Mitt Romney, left, takes a bite of pizza during lunch with his wife Ann while campaigning at Village Pizza in Newport, N.H., Dec. 20, 2011, and then-Senator Barack Obama, right, takes a bite of pizza at American Dream Pizza in Corvallis, Ore., March 21, 2008. Pizza Hut is offering a lifetime of free pizza, one large pie a week for 30 years, or a check for $15,600 to anyone who poses the question "Sausage or pepperoni?" to either President Barack Obama or Republican candidate Mitt Romney during the live Town Hall-style debate next Tuesday, Oct. 16, 2012. (AP Photo)

En los poquísimos días que faltan para el día de las elecciones una desmesurada atención se ha dado a las apariencias: desde los errores de los candidatos en sus discursos hasta su actitud frente a las cámaras. Es que con un margen de error nulo, con la diferencia entre Barack Obama y Mitt Romney limitada a 3 a 5 puntos porcentuales, no hay lugar para la equivocación. Por eso, se montan ataques feroces contra los contrincantes. Se magnifican los peligros a la seguridad nacional y hasta a la vida en el planeta que significaría que el otro gane. Se gastan miles de millones en cambiar percepciones.

Esto es lo que ellos, los candidatos, los partidos, hacen. ¿Y el público?

Porque quien aquí pierde es el votante: así se ofuscan las diferencias reales (que en muchos casos son menores de lo que las partes confiesan), se olvidan los temas que nos deberían realmente importar y se impide un debate consciente y aleccionador.

La campaña del actual Presidente Obama respecto a los resultados de los últimos estudios de intención de voto está alarmada: según todos ellos, si los comicios fuesen hoy, Romney sería Presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 2013. Tiene pluralidad de votos y a pasos agigantados está reduciendo la ventaja que aún lleva el demócrata en la cantidad de electores.(*)

En estas circunstancias, como tantas veces se ha dicho, los debates restantes son lo único que puede cambiar la dinámica que en momentos de escribir esto es nefasta para Obama y bienaventurada para Romney.

Las miradas de muchos millones están fijas en la pantalla, en busca de un gesto, una mirada, un desliz. Algo que pueda llevarlos a justificar otro cambio brusco, en el último momento posible.

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Pero, ¿de qué estamos hablando?

Porque no se trata de lindas caras. Pero desde que comenzó a enraizarse la cultura de la política individualista en Estados Unidos - en los 50, con la masificación de la televisión - las apariencias han progresivamente ofuscado a las esencias. Y tal como dicen, las apariencias engañan.

Se trata de la dirección en la que los victoriosos lleve al país.

¿Qué es mejor? ¿Que el gobierno ayude a la gente de bajos recursos con inversiones en la educación, ayuda social, préstamos para pequeñas empresas y viviendas, etc. etc., o que se reduzcan los tremendos déficits en una deuda federal agobiante?

¿Qué es mejor? ¿Que Estados Unidos se repliegue dentro de sí misma, haciendo todo para aislarse y evitar así la posibilidad de importar la crisis global, que confronte a quienes amenazan su hegemonía mundial, al misimo tiempo reduciendo todos sus gastos menos los militares? ¿O que sea uno más en un concierto de naciones que se unifiquen para detener la hemorragia, invirtiendo en recursos que suban el poder adquisitivo de la gente?

¿Qué es mejor? ¿Que Estados Unidos acepte como legal la presencia de diez, once, doce millones de inmigrantes sin papeles y sin permiso, paulatinamente abriendo la posibilidad de que puedan optar por la residencia, la ciudadanía, la asimilación y participación en la sociedad estadounidense? ¿O que los rechace, los aisle, les haga la vida imposible para que a su vez, ellos mismos se “autodeporten”?

¿Qué es mejor? ¿Que el país declare punto final a las secuelas de la esclavitud y el racismo que imperaron durante tantos años e imponga una política de “ceguera de colores” para evitar que los discriminados sean ahora blancos que no tienen la culpa del pasado? ¿O que el país reconozca que las minorías - especialmente la afroamericana - todavía está atrasada por el legado de la esclavitud y las leyes raciales de hasta hace 40 años y les de prioridad en empleos gubernamentales y admisiones universitarias?

¿Qué es mejor? ¿Qué va a generar más empleos? ¿Qué va a bajar los impuestos? ¿Qué va a asegurar nuestras libertades? ¿Qué va a preservar la igualdad?

Y así, uno por uno, se van desovillando y decantando y comprendiendo que lo importante en estas elecciones no es (solamente) la edad de Biden, el tono muscular de Ryan, la religión (mormona) de Romney, o el color (oscuro) de la piel de Obama, sino lo que nos va a pasar si gana uno u otro.

A continuación, entonces, una serie de preguntas sobre algunos de los temas importantes de nuestro tiempo. Las respuestas no son de blanco y negro. Se basan temáticamente en una serie generada por el prestigioso Christian Science Monitor, desarrolladas y seleccionadas para nuestra gente. Son para comprender, aprender, pensar y opinar.

Que es lo que, precisamente, se pide a partir de ahora del lector:

'Obamacare'

La inmigración

La deuda externa

Armas de fuego

Los sindicatos y la fuerza laboral

Derecho al aborto

Matrimonio gay

Afganistán

Crisis de vivienda

Las fronteras

Y como corolario...

(*) Cada estado envía al colegio de electores una cantidad de delegados directamente relacionada con su población. Los delegados no tienen la obligación de votar por aquel que los envió a la convención, pero los casos en que ésto no ha sucedido desde 1796 son casi nulos. Para ganar, se necesita 272 o más delegados.

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