Heriberto Lazcano: el último paraíso del Comandante Infierno

El último paraíso de Heriberto Lazcano (FOTOS)

H.E.L.L., son las iniciales de Heriberto Lazcano Lazcano, ex oficial de infantería ascendido a jefe de Los Zetas, quien fue abatido por la Marina de México en Progreso, Coahuila, según los indicios que el Gobierno mexicano ha presentado al respecto, aún si el cuerpo del capo se encuentra desaparecido, de acuerdo con la misma explicación.

Pero en El Tezontle pocos, muy pocos parecen creer en esa versión.

El rumor se corrió de pronto, tiempo después de que en la noche del lunes, el periodista Joaquín López Dóriga adelantara que la Secretaría de Marina emitiría un boletín diciendo que Lazcano “habría sido muerto o capturado”, por comandos de la dependencia. Pero el martes, prácticamente nadie se había enterado aquí.

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Y es que aquí las noticias llegan lentas porque el tiempo es trabajo. A pesar de eso, El Tezontle es un enclave urbano de la ciudad de Pachuca. Muy cerca del Museo del Futbol, el teatro Gota de Plata y el complejo de edificios, centros comerciales y departamentos de lujo más reciente de la ciudad. Situado entre las avenidas Felipe Ángeles y Ramón Bonfil, dos de las principales arterias que comunican a la capital de Hidalgo con el sur hacia la Ciudad de México y al oriente hacia Querétaro; y por si fuera poco, a unos pasos de la dieciochoava zona militar, cuya extensión y estructura llenaran los ojos de Lazcano, hasta convertirse en un soldado de elite, miembro del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), unidad para el manejo de información clasificada y operación de acciones encubiertas y reacción inmediata contra cualquier “grupo hostil”

Este pequeño barrio que viera crecer al capo es un caserío tranquilo. Su cotidianidad no es tan diferente al de otros en México. Tiendas de abarrotes, escuelas, puestitos de viandas, familias llevando y trayendo a los hijos; y sin embargo, estas calles pavimentadas con cemento son hoy el centro geográfico del sistema nervioso nacional.

Los últimos días, no han sido iguales a los de siempre. Muchas de sus puertas están cerradas. Apenas algunos se asoman por las ventanas, jalando tímidamente las cortinas, al paso de gente extraña. Gueros y uniformados con chalecos y logotipos desconocidos, corresponsales de la prensa extranjera, curiosos y vecinos expectantes, han llegado aquí acechando el rumor de que en cualquier momento llegará el cuerpo de “El Lazca” o “El Pagua”, como se le conocía mejor.

Así lo dice el corrido: “Siempre lleva en su memoria, que oriundo es de su Tezontle. Su residencia es Pachuca, pero anda a salto de mata”, y no sería extraño que de confirmarse su deceso, el cuerpo del máximo Comandante Zeta irrumpiera el barrio para alojarse en el mausoleo que, dicen, se mandó construir para sí mismo en el pequeño panteón ejidal San Francisco.

Una capilla rectangular de vidrios polarizados y cortados en vitrales con dos cruces sobre nubes celestiales en las dos puertas principales hechas en madera de pino, y unas rosas en las ventadas laterales, acabados finos en loseta, yeso y formica, de unos cuatro por ocho metros cercado por corredores de pasto perfectamente cortados y maceteros con flores diversas y pequeños árboles, en cuya fachada, a la derecha, se alza una cruz plateada de cuatro metros de altura, similar a la Iglesia de la Virgen de San Juan de Los Lagos, templo católico del lugar ubicado en la esquina de las calles Cedro y Álamo, donde en el año 2009 se edificó el Centro de catecismo Juan Pablo II, cuya placa conmemorativa reza: “Donada por Heriberto Lazcano Lazcano”.

Los lugareños están acostumbrados al paso de camionetas, lo mismo que convoyes de militares o patrullas de la Policía Federal. Es, en general, una colonia tranquila, y la ciudad entera parece respirar un ambiente de incredulidad respecto a la noticia, traído con la misma parsimonia de los vientos típicos, caídos desde los cerros que la envuelven.

“No sabemos que pueda pasar. Aquí la gente normal ¿y qué se hace? Igual hay que ir a la chamba y las mujeres mandan a los niños al a escuela”, dice uno de los que aquí viven, quien, al preguntarle por el Jefe Lazcano, apenas atina: “Es lo que se dice”

Y en el panteón, donde caería la mejor prueba del supuesto abatimiento del capo del Cartel más temido de México, todo sigue normal. .

La rutina es silenciosa como sus tumbas. El mausoleo presuntamente edificado para El Lazca sigue cerrado. No es la primera vez que dicen que lo mataron. El año pasado, el diario Brownsville Herald de Texas dijo que el capo hidalguense había caído en Tamaulipas. El morbo viene de fuera: que lo van a traer y la prensa sigue al pie de los rumores, sin que nada pase. La iglesia, cerrada. El mausoleo, vacío. Y aquí, nadie termina por creer lo que la Marina y los medios dicen: que su vecino más famoso está muerto.

Capilla El Tezontle

Heriberto Lazcano: ¿el último adiós?

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