Florencio Maíllo, el artista español que revive hasta los muertos en histórica villa

Pintor español revive hasta sus muertos en peculiar exposición

Mogarraz es una villa que ante los ojos de muchos pudiera estar perdida en las montañas de la Sierra de Francia, en Salamanca, España. Sin embargo en la sensiblidad de Florencio Maíllo, un artista español, no está extraviada, pues se ha encargado de que se conozca este lugar fascinante, a través de una exposición, única de su tipo a nivel mundial, donde los rostros de los habitantes del pueblo están colgados en las fachadas de los históricos inmuebles.

Al llegar a Mogarraz, una extraña y hasta juguetona sensación de paz se apodera del forastero, sí, porque valga aclarar que allí se llega por pasión o por casualidad, nunca por programación turística.

Maíllo no sólo ha pintado a los que se fueron y viven en el recuerdo de sus familiares, sino también a los que permanecen en este pueblo de no más de 300 habitantes.

De acuerdo con la alcaldeza de Mogarraz, Concepción Hernández Vicente, esta exposición titulada "Retrata2/388" es la única de su tipo a nivel mundial. El artista es un incanzable estudioso de la identidad de la comarca de esta región y, en particular, de Mogarraz, donde nació.

La forma en cómo inició el proyecto es como robado de un cuento infantil. Maíllo encontró en un depósito de trastos viejos, un baúl, repleto de fotos que un fotógrafo, en 1967, había decidido tomarle a los habitantes del pueblo.

Las fotos eran tipo carné y este fotógrafo decidió tomarlas en la misma villa para evitar que los habitantes tuvieran que desplazarse a Salamanca, el sitio más cercano, a obtener esta instántanea con el fin de tener el documento de identificación conocido en España como (DNI).

Ante tal inesperado hallazgo, al alma creativa de Florencio llegaron todas las ideas posibles y una ansiedad de recuperar, a través de su pintura, el tributo a quienes habían decidido quedarse en la villa, y enfrentar, "con cierto nivel de estoícismo, las difíciles condiciones económicas y sociales de la villa a finales de la década del 60", como aclaró el artista.

Mogarraz no sólo es hoy Conjunto Histórico Artístico de España, sino que también es una de las pocas juderías conversas al cristianismo por lo que es frecuente ver en la fachada de las casas una cruz en señal de que sus moradores practicaban el catolicismo.

Los rostros de 500 vecinos, recreados en la pupila artística de Maíllo, adornan a Mogarraz de una manera única, y especialmente enigmática para quienes visitan el lugar.

Más de uno asegura que al mirar a las fachadas y detener la vista en los rostros de las pinturas hay una sensación de que el espíritu de quienes murieron sigue presente en el histórico pueblo.

“Hay muchas emociones a carne viva que la están viviendo en primera persona, están continuamente viéndose, reconociéndo a sus antesapados”, explicó Maíllo a HuffPost Voces.

“Hay personas que están reflejados de manera muy emblematica por la labor que hacían en el pueblo, y me apeteció hacer una fotografía de ellos, como la del carné, y otra vinculada con su labor, que por supuesto, era muy importante para quienes viven aquí, como es el caso del Zapatero del pueblo”, continuó.

Maíllo, quien es graduado de Bellas Artes, y actualmente es profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Salamanca, explicó, que el orígen de este proyecto tiene sus inicios en su tesis doctoral en la cual enfrentó un exhaustivo estudio de identidades en la comarca de la Sierra de Francia, a partir del trabajo fotográfico de Vega Rodríguez, un fotográfo de la zona en la década del 60.

“Las fotografías que component el archivo de Bienvenido Vega Rodríguez articulan un verdadero puzzle que da sentido a uno de los episodios más determinantes para la comarca de la Sierra de Francia que cierra su historia más reciente con la virulenta emigración padecida tras el umbral de 1960, lo que produjo la diseminación fuera de su territorio a una gran parte de sus habitantes […] Integran esta mirada total los retratatos de familias o individuales para carné y pasaporte, los bautizos y bailes, así como un variado registro de acontecimientos”, expuso Maíllo en su tesis doctoral.

De acuerdo con Fabio Rodríguez de la Flor, Comisario de Mogarraz, Maíllo ha reflejado en su obra los rostros de quienes fueron los verdaderos protagonistas de los procesos de cambio y transformación de las sociedades rurales españolas en los años 60, especialmente de aquellos que decidieron no emigrar.

“Lo interesante es que en cada foto de esa época, y que forma parte de la tesis "Identidades", aparte de los rostros, siempre hay una información en segundo plano. Está la familia en la foto y debajo de la cama aprecias unas patatas y ésto te demuestra cómo se vivía en la época”, enfatizó Rodríguez de la Flor a HuffPost Voces.

El hecho de que Maíllo haya nacido y vivido en Mogarraz da el verdadero toque humano al proyecto. No se trata de un pintor tratando de recrear unas simples fotos y para lograr que el pueblo se vea diferente.

Cada verano en que Maíllo volvía a su pueblo, finales de los años setenta, recordaba cómo los emigrantes, desperdigados por el mundo, regresaban a la villa mostrando el éxito material conseguido en otros sitios de Europa, mientras que los que no emigraban le daban vida a la tierra que otros habían dejado atrás.

“Yo sentía una gran necesidad de dedicarle mi tiempo a cada uno de ellos que se quedaron aquí en Mogarraz y trabajarlo también la exposición desde el punto de vista de mi tratamiento con ellos [...] Hay mucho de inconsciente en cada cuadro, aparecen colores, trazos asociados a la persona, cada color usado tiene un vínculo inconsciente con lo vivido”.

Florencio Maíllo confesó que en medio del proceso de creación enfrentó momentos difíciles.

“A veces me sentía derrumbado, estaba viviendo como una paranoia, pues tenía la necesidad de pintar para ellos, de que ellos sintieran cómodos con sus retratos, era una especie de necesidad previa”, concluyó.

Entre las vigas de madera y adobe de las casas, entre las callejuelas extraviadas en esta villa en la frontera con Portugal, vive la verdadera identidad de los mogarreños. "Retrata2/388" es, simplemente, una exposición para no olvidar.

Florencio Maíllo

Florencio Maíllo

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