Bogotá .- Un acuerdo con las rebeldes FARC cerraría solo un capítulo de la violencia en Colombia, ya que aún mantienen una activa presencia las bandas de narcotraficantes y los paramilitares, admitieron hoy expertos en temas de paz.
El investigador social Luis Eduardo Salcedo aseguró a Notimex que el diálogo que se abrirá en los próximos días con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) puede ser el inicio, pero no el "sello definitivo" a la violencia en Colombia.
"La negociación que abren el gobierno (del presidente Juan Manuel Santos) y la insurgencia puede llevar al cierre (de cinco décadas de conflicto armado interno) para comenzar un proceso de construcción de la paz", dijo Salcedo.
Reconoció, sin embargo, que, aunque "podría frenar buena parte de la violencia (en Colombia), aún seguirían actuando grupos (de ultraderecha y del narcotráfico) que han hecho de la misma un experimento para sus intereses".
El politólogo colombiano Fernando Giraldo consideró por su parte que, de lograrse un acuerdo de paz con las FARC en las conversaciones que inician este mes en Oslo, Noruega, se cerrará un capítulo de mucho dolor para este país sudamericano.
"Se acabaría con la violencia política que ha tenido origen en una organización de tipo revolucionario, pero se mantendrían las que han surgido a su sombra, como el paramilitarismo y las bandas al servicio del narcotráfico", añadió.
Los dos especialistas en el tema de paz coincidieron que un acuerdo con las FARC podría abrir camino para que otros grupos entablen negociaciones con el gobierno de Santos que lleven a su reinserción a la sociedad.
A la luz del proceso que iniciará este mes, el rebelde Ejército de Liberación Nacional (ELN) expresó su interés esta semana de explorar salidas al conflicto sobre la base de resolver las causas sociales que lo originaron.
Giraldo fue mucho más allá al afirmar que un acuerdo de paz con las FARC dejaría a los paramilitares sin el argumento respecto que surgieron dos décadas atrás ante la necesidad de frenar la violencia causada por esa guerrilla.
Aunque el narcotráfico perdería a un aliado, en la eventualidad de que ese grupo insurgente desaparezca del escenario de la guerra seguramente buscaría a otros socios para mantener activo el negocio, según expertos.
Además del desafío que representa para el Estado acabar con las guerrillas, éste tiene como reto hacer frente al surgimiento de grupos integrados por antiguos paramilitares, en la actualidad llamadas "bandas emergentes".
Tras la desmovilización en 2005 de las ultraderechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) surgieron grupos disidentes, como "Los Rastrojos", "Aguilas Negras" y "Los Urabeños", los que están generando violencia y escalando el conflicto interno.
Para enfrentar los distintos focos de perturbación, en los últimos siete años este país andino ha invertido en promedio un 4.7 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) en el sector de defensa, una de las cifras más altas de la región.