Advertencia: Esta columna está basada en focus group realizados en lugares desconocidos y no en las experiencias personales del autor. Está prohibida su lectura a las mujeres.
En busca de información para este arduo trabajo de escribir para lo más selecto del género masculino, he tenido la penosa obligación de recorrer muchos antros, happy hours, table dance y hasta seminarios de cómo no emborracharse con 15 tragos de whisky. Es un trabajo arriesgado. Muchas veces las chicas llegan a hacerte reclamos en estado de ebriedad y te advierten que eres un reprimido que jamás podrás tener una hembra como ella, casi retándome a demostrarle lo contrario, pero obviamente mantengo la compostura y me remito a recolectar datos para ustedes.
Sin embargo, también hay quienes entienden la labor de este servidor y se prestan para darnos ideas como en el caso de Karla, una bartender venezolana, blanca, alta, muy delgada, y pelo negro, quien con mucha elegancia en su vestir y forma de gesticular me preguntó: ¿Por qué no le dices a los hombres que aprendan a preparar un buen cóctel? La verdad no le escuché; me perdí en sus ojos marrones y dientes blancos perfectos, pero al segundo me incorporé y con actitud de aprendiz le pregunté: “¿Por qué no me enseñas? Y les paso tu recado”.
Me invitó a pasar al otro lado de la barra. Pude notar que tenía decenas de bellas pecas adornando su espalda, lo cual me indicó que me debía quedar allí, como una estatua tomando apuntes a cada una de sus instrucciones y recorriendo con mi mirada sus ágiles movimientos laborales.
Una dama muy elegante y con un diamante más grande que su dedo pidió un Apple Martini, el cual Karla preparó rápidamente batiendo durante unos 15 segundos: 6 oz. de vodka, 6 oz. de licor de manzana y unos 5 cubos de hielo. Al final me explicó que había que colar el hielo al momento de servirlo. A propósito, la chica que pidió el trago se llamaba Mary y estaba celebrando que su hija Mia ya estaba caminando. (Siempre buscan un motivo para enrumbarse estas mujeres postmodernas).
Al rato llegó una chica muy atlética, alta, con abdomen y brazos marcados. Debo confesar que por un segundo pensé que iba a pedir a la 1 de la mañana un batido de proteínas, pero no, pidió un Vodka Tonic. Rápidamente le pregunté por qué le gustaba el Vodka Tonic, y me dijo con un acento muy paisa que era el más bajo en calorías. Cuando le iba a preguntar en qué gimnasio entrenaba, su amiga arbitrariamente me interrumpió diciéndome "Oye, ella todo lo que quiere es bailar y disfrutar, hasta el final..." Me sentí como Jorge Villamizar, compositor de esa pegajosa canción.
Inmediatamente retrocedí un poco y metí la barriga para que la entrenadora no me fuera a ver mal parqueado. Mientras tanto, Karla había mezclado en un vaso refrigerado un poco de vodka, agua tónica, hielo y tres gotitas de zumo de limón y le entregaba a Marcela su trago bajo en calorías.
A las 2 de la mañana continuaba en la esquina de la barra compartiendo anécdotas con la que era mi jefa en ese momento, Karla. ¡Vaya que le gustaba dar órdenes! Desde su rincón gritaba con apasionamiento a sus colegas para que le ayudaran con cualquier cosa. En ese momento se acercó una doncella de cabello rojizo, blanca, simpática, acompañada de un galán modelo, y con acento cubano me pidió, pensado que era yo un bartender, un trago llamado el "Rompecolchón". Le dije que enseguida, pasándole su petición a Karla.
La venezolana se dirigió a la pelirroja que al parecer se llamaba Leida, y le respondió con una entonación muy fuerte que ese cóctel cubano no se servía en ese bar. No sé por qué noté cierta displicencia entre ambas, pero después me enteré que Leida todos los fines de semana le pedía el mismo trago a Karla para sacarla de casillas. Mujeres…
Al final sólo aprendí de dos tragos fáciles, pero es que con la música y tanta distracción es difícil concentrarse. Ojalá algún dia vuelva a ver a Leida y a su esposo para que me expliquen cómo es el "Rompecolchón", y ¿por qué no? Poder una noche cualquiera tener una bartender en casa para que me explique detalladamente y con tiempo varios cócteles.
El próximo lunes les tengo un par de columnas muy polémicas con respecto a las mujeres intensas, celosas o malcriadas. Advierto que un poquito de estas tres características es saludable en pequeñas dosis. ¡Feliz weekend... y a preparar cócteles!
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