David Ernesto Pérez
SAN SALVADOR, El Salvador.– Tres meses y doce días después que las dos principales pandillas del país presentaron un listado de propuestas al presidente Mauricio Funes, éste reconoció que el sistema penitenciario admitió una parte, las cuales están relacionadas con el tema de la rehabilitación.
En dicho sentido, Funes aclaró que no se trata de "concesiones", más bien de algunos puntos que plantea la Constitución en el tema del fin del sistema penitenciario y la legislación pertinente.
"Dentro de nuestra obligación constitucional [está] garantizar el ambiente adecuado dentro de los centros penales, respetando los derechos y la dignidad de los reclusos", comentó Funes sin especificar a qué beneficios se refiere.
El 12 de julio, las dos principales pandillas del país se sentaron en la misma mesa junto al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, los mediadores de la tregua y otros funcionarios del organismo regional.
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En dicho acto, los pandilleros leyeron un pliego de propuestas denominadas "Acuerdo Marco para la Recuperación de la Paz Social en El Salvador".
El documento plantea una serie de solicitudes, entre estas la derogación de la ley de proscripción de pandillas, eliminación de la figura del testigo criteriado, reformas al código penitenciario.
En lo referente a la reinserción de estos grupos, los pandilleros apuntan a la creación de fuentes de empleos mediante la capacitación, otorgamiento de créditos productivos, becas, entre otros.
Asimismo, el mejoramiento de las condiciones carcelarias, acuartelamiento de las fuerzas armadas y la suspensión de grupos de "exterminio ligados a entidades públicas y privadas".
El listado fue manejado a "discrecionalidad" por los miembros de pandillas, de igual forma plantearon un "diálogo indirecto" liderado por los mediadores Raúl Mijango y el obispo castrense Fabio Colindres.
Cuestionado sobre los puntos mencionados –que fueron colgados en la web en un video de Política Stereo– Funes también se movió en las arenas de la arenas de la "discrecionalidad", aunque reveló:
"Hay otras que no se las podemos satisfacer, porque eso implicaría beneficios que en el sistema penitenciario no pueden darse".
La tregua entre pandillas disminuyó el índice de homicidios por diarios, además de desmarcar a El Salvador como el segundo país más violento del mundo.
A casi 180 días de vigencia, el cese de hostilidades entre ambas pandillas ha llegado incluso a la prohibición de reclutamiento de jóvenes en las escuelas y al paro de la violencia contra la mujer, según anuncios de líderes de estos grupos.
