Dar a luz: Un proceso natural sin miedo

Haz del parto un proceso natural sin miedo

En una época de tantos avances médicos cuando la mujer se informa más que nunca antes, no entiendo por qué la experiencia de dar a luz causa tanto miedo. Tal vez entre tanta tecnología se nos olvida que el cuerpo femenino está diseñado para parir. Aparte de los probables riesgos médicos y las precauciones que requiere cualquier intervención, si la paciente no tiene un embarazo de alto riesgo, el parto debería ser una experiencia natural y normal.

Muchos estilos de parto se han puesto de moda: en el agua, con comadrona, en el hogar y en el hospital gritando por una inyección epidural desde que empieza el trabajo de parto. Yo soy una fiel promotora (por experiencia propia) del método psicoprofiláctico o Lamaze, aquel que solían llamar “parto sin dolor”.

Es falso que no haya dolor durante un parto. Hay una cabeza que tiene que pasar por un canal muy estrecho, y esas contracciones que empujan hacia afuera a ese bebé por supuesto que van a doler. La verdadera esencia del método era y es enseñar a manejar el dolor, y aprender a reaccionar en cada etapa del parto para facilitar el proceso de nacimiento. Parte de la enseñanza era y es también prepararse físicamente para acortar el canal de nacimiento.

La típica futura madre de hoy piensa de antemano llegar al hospital pidiendo la inyección epidural para que no le duela el parto (y a veces pierde demasiada sensibilidad y no sabe cuándo tiene que pujar), o suplicando a su médico una cesárea innecesaria porque “es más fácil; yo prefiero el tajo”. La cesárea se la inventaron para los casos donde la madre, el bebé o ambos corren peligro, y no para evitar por capricho el trabajo de parto.

Aunque el parto psicoprofiláctico parece haber pasado de moda, estas son sus virtudes, y bien practicado bajo condiciones normales de salud, no falla en su propósito.

  1. A partir del séptimo mes, los ejercicios que te enseñan una vez a la semana, debes practicarlos en tu casa a diario. Hay gente que dice que el método es solo un acondicionamiento mental y que los ejercicios físicos se hacen solo en las clases. Falso. Se pretende acondicionar el cuerpo para fortalecer y dar flexibilidad al área pélvica y músculos relacionados, para contribuir a acortar el canal de nacimiento.
  2. Recibes información clara del proceso de parto, empezando por la pérdida del tapón mucoso y el rompimiento de la fuente. Aprendes qué hacer de acuerdo a los síntomas, para que no te vayas en pánico. El miedo, el desconocimiento y ese pánico interfieren con el proceso natural. Incluso aprendes a que si gritas (como las mujeres que paren en las novelas) en vez de respirar, subes al bebé en vez de ayudarlo a bajar. ¡Claro que te va a doler; estás haciendo subir lo que tus contracciones están haciendo bajar, trabajando en contra del proceso! Para eso aprendes a respirar y a mantener la calma, lo mejor que puedas.
  3. Aprendes a desviar tu atención del dolor con algunas técnicas (sobre todo si se tarda en llegar el anestesiólogo con la epidural).
  4. Aprendes a irte cambiando de posición de acuerdo con la intensidad del dolor. Sabes que cuando peor esté el dolor y a menos intérvalos de minutos, más cerca está el nacimiento, es decir, el final de tu dolor.
  5. Aprendes a manejar un momento específico del parto cuando te dan náuseas (por eso se recomienda no comer antes del parto para que vomitar no te haga más desagradable la situación).
  6. Cuando ya no encuentras en qué posición acomodarte, conoces el truco de hacer visualización para contribuir a que termine el proceso de parto.
  7. Aprendes a concentrarte en el proceso tanto, que sientes cuando el mismo cuerpo te dice que el bebé va a salir y tienes que ayudarlo pujando con todas tus fuerzas. El bebé corona y ese es el momento del alivio.
  8. Aprendes a parar de pujar y empezar a jadear cuando sea necesario, según las instrucciones de tu médico. Así evitas un accidente lamentable si el bebé viene enredado en el cordón umbilical, o si sale demasiado rápido.
  9. Cuando todo termina, estás menos adolorida y tu cuerpo se recupera mejor del trabajo de parto y del embarazo. El bebé recibe menos trauma y probablemente el trabajo de parto haya sido sea más corto.

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