David Lomelí, tenor mexicano que lleva su arte por todo el mundo

David Lomelí lleva su arte operístico alrededor del mundo

No es fácil impresionar a Plácido Domingo, el tenor vivo más importante del mundo. Pero David Lomelí pudo, y mucho. Tanto que Domingo lo invitó a participar en Operalia, la competencia de canto anual a la que solo pueden ingresar los mejores talentos jóvenes del planeta.

Eso cambió la vida de Lomelí, un joven mexicano de 30 años que primero, por su gran tamaño, quería ser jugador de futbol americano --aunque el soccer lo vuelve loco-- pero que terminó graduándose de ingeniero en sistemas del Tecnológico de Monterrey, del campus ubicado en esa ciudad mexicana.

En 2006 ganó no solo el concurso de ópera que se efectúa en Los Ángeles, California, sino que también se llevó el primer premio al mejor intérprete de zarzuela. Fue la primera vez que un solo artista ganaba en ambas categorías.

"Desde entonces vivo en un sueño; me levanto en las mañanas y digo, 'no puede ser lo que estoy viviendo'", dijo Lomelí esta semana durante su breve parada en Los Ángeles para participar el domingo 12 de agosto en la ópera "Rigoletto", que interpretaría la Los Angeles Philharmonic bajo la conducción del venezolano Gustavo Dudamel. Lomelí cantaría la parte del Duque de Mantua en un concierto en el Hollywood Bowl.

Lomelí no deja de sorprenderse de su suerte porque, aunque siempre le gustó cantar --le hace gracia recordar sus intervenciones en DVDs como "La dama y el vagabundo" y sus coros para artistas como Sin Bandera--, nunca pensó en hacerlo profesionalmente. Comenzó a hacerlo cuando, en la universidad, se inauguró un programa de ópera. Entró a él sin grandes expectativas pero los maestros comenzaron a decirle que tenía que dedicarse a esa bella arte, que tenía potencial.

"Cuando terminó el curso me di cuenta de que sobresalía; la gente se me acercaba y me decía que lo hiciera profesionalmente", recordó el intérprete, que siguió esos consejos y participó en concursos, uno de ellos el que lo llevaría más tarde ante Domingo.

Ahora Lomelí, nacido en Ciudad de México pero afincado desde su adolescencia en Monterrey, al norte de México. no para. No tiene una residencia fija, aunque pasa algunos días del año en Minnesota, de donde es originaria su esposa, la también cantante de ópera Sara Gartland. Su agenda está llena hasta el 2016, once meses al año, con presentaciones en todas partes del mundo, especialmente en Europa y Estados Unidos.

Además de tener la ilusión de cantar algún día en las grandes casas de ópera, como la Scala de Milán y en Viena, las aspiraciones de Lomelí van más allá. Quiere ser recordado como se recuerda a los grandes tenores de la historia.

"Me gustaría que la gente dijera de mí, 'ojalá pudiera cantar como él'", dijo.

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