** Un pitcher que iba a rumbo a las Grandes Ligas, sorprendido con niña de 15 años en el sanitario de un avión.
** Pero en su luna de miel no hizo el viaje aéreo, sino en barco, aún cuando se casó con la misma muchacha.
CORAL GABLES, Florida (VIP WIRE).- El éxito como bigleaguer nunca le llegó. Su carrera fue tan corta como para aplicarle el viejo cliché de que "se tomó un cafecito allá arriba". Sin embargo, se hizo famoso.
Pero por supuesto, no precisamente por cómo tiraba pelotas para home. Eric Cyr, nativo de Montreal, quiso hacer fortuna como pitcher zurdo, pero es muy conocido en todo el ambiente del beisbol, tanto en las menores como en las Mayores, por los sitios que buscaba (o quizá busca aún) para algo tan sublime como el sexo.
De aquello se cumplen ahora 10 años, porque fue en 2002 cuando Eric volaba en un aparato de la "Quantas Airways", desde Sidney, Australia, donde había jugado en el campeonato invernal, hacia Los Angeles. Como compañera de vuelo, le tocó en el asiento a su lado, una trigueña de grandes y hermosos ojos y otras cosas también hermosas y grandes.
Y, ¡¿quién sabe como la convenció?!, pero después de cerca de dos horas de vuelo, otra pasajera oyó algo tan extraño como un repique en la puerta del sanitario del avión. Era parecido al sonido un redoblante bien tocado, y hasta con especial ritmo.
La pasajera, desde luego, fue a matar su curiosidad viendo la puerta, y trataba de adivinar lo que ocurría. Entonces observó que al mismo tiempo que sonaba, la puerta se movía con angustia.
Lo que hizo fue notificar de su hallazgo al personal de abordo, y entonces aeromozas y sobrecargos se ocuparon del asunto, que ya era drama a 35 mil pies sobre el nivel del mar.
Cuando lograron abrir la puerta por la uerza, la escena era una jovencita despeinada, tratando de arreglarse los blue jeans y la blusa, y el lanzador zurdo igualmente apresurado, buscaba sus interiores por detrás de la taza del retrete, por lo que mostraba las nalgas descubiertas a los inesperados visitantes.
Está claro que el sonido de redoblante obedecía a que uno o más de los cuatro pies, en la inconsciencia del éxtasis se movía o se movían golpeando las puertas.
El capitán del vuelo le advirtió a Eric que estaba detenido y que sería entregado a la plicía al llegar a Los Ángeles. Y todo se le complicó aún más al muchacho, porque él ya había cumplido 23 años, mientras que la jovencita apenas estaba en sus 15.
Además, la carrera de él estaba en grave peligro, porque en pocos días debía reportarse al campo de entrenamientos de los Padres, en lo que parecía ser el comienzo de su vida de bigleaguer.
Que se haga el amor hasta en el copo de una palmera me parece bien, o abordo de una balza en alta mar, en el coche-cama de un tren... en un camarote... y también en una hamaca, es sensacional, apasionante, digno de repetirse... pero, ¿en el sanitario de un avión?... ¡Horrible!. Esos sanitarios resultan incómodos hasta para el simple y viejo acto de orinar. Y me refiero a orinar una persona, no dos a la vez.
Para hacer el amor entre los humanos lo mejor es un ambiente de especiales detalles... Espejos en el techo, luces rojas que apenas hieran la oscuridad, inciensos, aceites y perfumes... pero eso en el sanitario de un avión, y con la prisa del vuelo.... ¡Incomodísimo!.
Una amiga me contaba de su fantasía a base de champaña, leche condensada y crema de chocolate. Lo malo fue que me dió a conocer los ingredientes, pero jamás me explicó el proceso. Y no he podido averiguar cómo se hace.
En cuanto a aquel vuelo del avión de "Quantas", ¿cómo harían eso Cyr y la precoz niña?... A lo laaaargo de mis 83 años de edad, me ha gustado explorar cuanta posición he creído posible. Pero ni había pensado en esa. Bueno, quizá ellos dos son contorsionistas. ¡Imagínense!.
Como anunció el capitán, Cyr fue entregado en Los Angeles al FBI. Era un delito federal. Y cuando el litigio cayó el manos de una jueza y no de un juez, la mayor parte de las predicciones eran catastróficas en cuanto al futuro del pitcher.
Pero no. La jueza Margaret Nagel, sentenció a Eric Cyr solo a 30 días de prisión, los cuales ya había cumplido para entonces. Le hizo oír un discurso de reprimenda, y lo más insólito, no le preguntó, al menos públicamente, cómo lo hizo. Sentencia tímida, porque había una menor de edad invulacrada, y porque uno se imagina que a una jueza le deben gustar muy poco las exhibiciones machistas a tal altura.
Además, ese enredo aéreo de piernas juveniles, quizá en forma de &, recibió esa sentencia 49 días después del vuelo, por lo que cuando llegó, ya Eric estaba libre bajo fianza. Incluso, pudo acudir a los entrenamientos, pero ese año, 2002, con los Padres, tuvo record de 0-1, 10.50 en cinco apariciones.
Esos resultados, más el caso aéreo, llevaron a los Padres a salir de Cyr vía waivers, y se lo llevaron los Angelinos, después de la temporada de 2003. Pero nunca más figuró en Grandes Ligas. Durante sus 10 años por las menores, hasta 2008, dejó record de 44-40, 4.03, en 188 juegos, 119 como abridor.
El romance (¿aquello fue romántico?) de Eric y la muchacha del avión, tomó un rumbo tan serio, que se casaron a fines de octubre de 2003. Unos días antes me lo anunció a través de un email que agragaba...: "Nuestro vieje de luna de miel será en barco". ¡Claro!, mucho más cómodo... Digo, ¿no?
En 2006, Cyr abrió un corto parétesis, y experimentó en la Liga Independiente de Canadá con el equipo de Quebec. Ganó el único juego que lanzó y no permitió carrera alguna en sus ocho innings lanzados.
Lo último que supe de él es que está instalando una distribuidora de aotomóviles en Montreal.