'La otra', después de 40 años

'La otra', después de 40 años

La historia de "la otra" es tan antigua como la pre-historia y aunque no defiendo la infidelidad masculina, casi entiendo por qué ocurre cuando leo hallazgos como este. Las parejas no parecen conocerse mejor el uno al otro con el correr del tiempo, como yo creía. Aquellos que viven juntos un promedio de cuarenta años resultaron significativamente peores que parejas jóvenes, al predecir las preferencias de sus cónyuges en cuanto a comidas, películas y diseños de cocinas, de acuerdo con un estudio publicado en el Journal of Consumer Psychology.

Los investigadores dicen que las parejas que han convivido durante largo tiempo se prestan menos atención el uno al otro porque ven su relación muy sólida o piensan que ya conocen muy bien a su pareja. ¡Error! Los hombres pueden cambiar de gusto de la noche a la mañana sin avisar, hasta que tú le sirves un plato que durante años dijo que era su favorito. ¿Cuántos matrimonios a tu alrededor jamás soñaste que se iban a separar por infidelidad después de 30 años de matrimonio, y de momento te enteras de que él la dejó por otra? Por supuesto, tanto el marido como los demás van a decir la usada frase de que "nadie deja a nadie por nadie" y era que "ya el matrimonio estaba mal". Posible. Pero también es cierto que el hombre no sabe estar solo y hasta que no encuentra a alguien que lo recoja, no suelta a la que tiene en casa.

Puede ser muy peligroso que la esposa crea que conoce bien a su marido después de convivir 30 o 40 años. Es como bajar la guardia en un momento cuando el marido siente que va "cuesta abajo". Es terreno fértil para que aparezca "otra" con deseos de convertirse en "la que es" o como dicen en las novelas, en "la dueña". ¿Qué hace la otra que tal vez la esposa ya no hace? Quizás lo mismo, con la ventaja que le da ser nueva. La novedad se une a lo prohibido y la explosión es nefasta. Luego compite contra la realidad de una mujer que ha vivido junto a ese hombre lo malo y lo peor; que el paso de los años y los achaques de él casi le han asignado papel de madre del marido; le conoce defectos que ya él no puede ocultar; el discurso de ventas de él ya no la convence; y quizás se cansó (se cansa cualquiera) de reconocer sus esfuerzos y sus virtudes porque a él no se le ocurre hacer lo mismo por ella.

Dicen los psicólogos que los hombres tienen un ego más frágil, son más débiles emocionalmente y su auto estima tiende a ser baja. La esposa tiene dos alternativas: mantenerle alto el ego toda la vida o arriesgarse a dejarlo ir para descansar de tanto esfuerzo. En nuestra sociedad latina, en pleno Siglo 21, se supone que las esposas sean porristas de los maridos hasta la muerte, pero nos tenemos que buscar amigas como porristas porque aunque los maridos sean buenos, no sirven para eso.

Sigamos con lo que hace "la otra", por si quieres hacer lo mismo y reducir la probabilidad de que te aparezca una "otra".

  • Destaca su propia novedad y su juventud (porque el marido infiel de tantos años no pierde el tiempo con mujeres de la edad de su esposa). Busca una competencia desleal.
  • No se atiene a lo que a él le gusta. Con su dulce melodía, le impone lo que a ella le gusta.
  • Se atreve a ser ella misma; no le interesa acoplarse a la voluntad de él.
  • Ella no gira alrededor de él, aunque se lo haga creer. Él gira alrededor de ella.
  • Le infla el ego y lo celebra 24/7. Le expresa su admiración continuamente.
  • Lo seduce para que le dé su mejor cara. La cara de amargura es para la que está en casa.
  • Lo hace sentir privilegiado de que ella se fijó en él.
  • Le habla en tonos bajos. No le grita aunque esté furiosa, excepto para montar el teatro que le conviene.
  • Tal vez está enamorada. ¿Por qué no? Tú no lo escogiste ni estuviste con él todos esos años porque era un mal hombre. Pero ella se ama a sí misma más que a él y él la va respetando y quizás tomándola en serio.
  • No siempre "la otra" busca dinero nada más. Si buscara solo eso y pensara en la división de bienes, se quedaría como "la otra" y te lo dejaría en tu casa.
  • Le exige como mujer. No lo regaña como si fuera su madre.

¿Conclusión? Toda la vida matrimonial y un año más…

  • No trates a tu marido como si fueras su madre.
  • Recuérdale con tu conducta lo dichoso que es de haber convencido a una mujer como tú de ser su esposa.
  • Sé tú misma siempre; así se enamoró de ti.
  • Exígele con astucia que te dé lo mejor de sí mismo.
  • Hazlo sentir en las nubes, pero no al costo de ti misma.
  • Cuando le haga falta un grito, respira hondo tres veces y susúrrale.
  • Como buena mujer de negocios, piensa en tu inversión y no la dejes perder.

La historia de la humanidad cuenta con millones de mujeres que sobrevivieron a los intentos de "la otra". No lo digas en voz alta, pero "la dueña" eres tú, aún después de 40 años.

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