Galería de sueños: La historia de Iván y Sofía (FOTOS)

Galería de sueños: La historia de Iván y Sofía

Millones de personas cruzan la frontera de Estados Unidos con la ilusión de una mejor vida y con el común denominador de hacer de sus sueños una realidad.

HuffPost Voces ha querido compartir con sus lectores la historia de tres de esos inmigrantes con la idea de que la experiencia de cada uno sea una muestra de lo mucho que todos los inmigrantes tienen para aportar a este país. (Lee la primera parte del especial y conoce la historia de José López)

La segunda entrevista nos lleva a conocer el sueño de Iván Valdez, un exitoso profesionista mexicano con residencia legal en Estados Unidos, que a pesar de haber podido lograr todos sus sueños en este país, le falta uno por cumplir: salvar la vida de su hija Sofía, de catorce años, que padece un tumor cerebral. Afortunadamente, su ilusión está en vías de convertirse en realidad.

Nacido en la Ciudad de México, Iván, como buen fan del equipo de fútbol América, vivió sus primeros años con la ilusión de llegar a ser uno de sus jugadores, sueño que se frustró porque no alcanzó la estatura requerida.

"No fui futbolista porque la verdad estaba muy chaparrito", dice riendo. "Mientras todos mis amigos medían más de 1.70 (5.5) metros yo apenas rebasaba el 1.60 (5.2 pies). Pero eso no me detuvo en mis estudios porque la estatura se gana de otra forma. Me dediqué a ser un buen estudiante, sin olvidar nunca que la etapa más hermosa de mi vida fue mi niñez".

Sin embargo, cuando ya sus sueños de futbolista habían quedado atrás e Iván estudiaba la escuela preparatoria… su estatura aumentó hasta alcanzar 1.80 metros (5.9 pies). Sus perspectivas de vida, sin embargo, eran muy distintas.

Galería de sueños: La historia de Iván y Sofía

Una aventura en Arizona

"Estudié la carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente. He sido un hombre que siempre piensa en el futuro y yo sentí desde el momento en que conocí la computación que ese era mi futuro".

Con excelentes resultados en su carrera y agregando cursos extracurriculares de diseño y construcción, Iván obtuvo la plaza de director de una de las áreas tecnológicas de la Universidad de Guadalajara.

"Después de diez años de trabajar en la universidad, todo cambió en mi vida", afirma. "Un amigo que vivía en Estados Unidos me llamó para invitarme a formar parte de una de las empresas más prestigiadas en computación. Claro que esta propuesta hizo que voltear mis ojos a Estados Unidos. Era un reto profesional, porque la verdad me iba muy bien en México, pero acepté porque tenía que demostrar que un mexicano podía ser de lo mejor en Estados Unidos".

En octubre del 2000, Iván y su familia emigraron a los Estados Unidos. "Mis hijos estaban pequeños, de ocho, seis y cuatro años, y no tenían mucho que extrañar, además de que pensamos mi esposa Xóchitl y yo que era importante que conocieran otra cultura y nuevas cosas", platica.

"La entrevista con la empresa fabricante de software que me contrató en Arizona me motivó a seguir adelante. Mi meta era desarrollarme en mi carrera un cien por ciento, y esta era la oportunidad", dice. "Para mí era el principio de un nuevo reto, sobresalir como profesional".

Las cosas no fueron fáciles para nuestro entrevistado y el proceso muy difícil. "Yo pensé que con el inglés que hablaba todo iba a ser muy fácil, pero no fue así. Me tuve que poner a estudiar inglés técnico para llegar a un nivel en donde me sintiera profesionalmente seguro, además de soltarme hablando sin miedos", dice Iván, quien reconoce que muchas veces pensó en regresarse a México, pero que se frenó porque sobresalir en un medio de profesionales talentosos y procedentes de todo el mundo era su reto personal.

Regreso a México

Iván Valdez logró sobresalir en la empresa, pero no evitó que sintiera nostalgia por su país de origen y que deseara regresar a su tierra. "Mi esposa y yo siempre hemos amado a México y eso se lo hemos inculcado a nuestros hijos, María Fernanda de 18 años, Aldo de 17, Sofía de 14, y Darío de 2. Después de dialogarlo con la familia resolvimos buscar la forma de combinar mi trabajo en México y en los Estados Unidos. Me gustan las cosas difíciles y los retos, por eso hablé con mi jefe y le planteé lo que pensaba hacer".

La moneda estaba en el aire, los sueños de Iván y su familia tomaban otro curso.

El jefe de Iván apoyó su decisión y pronto se estableció con su familia en Guadalajara, Jalisco.

"Hay muchas cosas que se pueden hacer en conjunto y es lo que estamos realizando en la empresa donde trabajo. Sin embargo, volver a México trajo consigo cosas que jamás pensamos enfrentar… y me refiero a la enfermedad de mi hija Sofía que al llegar a Guadalajara empezó a sufrir terribles dolores de cabeza", platica Iván.

"Todo fue inesperado", recuerda. "Un día estábamos en un restaurante cuando de pronto mi hijita nos dijo, 'papá… mamá, ¿cómo se llama esto?', enseñándonos una servilleta. Primero creímos que era broma, pero inmediatamente nos dimos cuenta que algo malo le estaba sucediendo a nuestra Sofía. Lo primero que nos dijeron los médicos fue que sufría de migraña, pero después supimos que el diagnóstico estaba equivocado porque una resonancia magnética reveló que nuestra hija tenía un tumor en el cerebro", platica.

Una residencia salvadora

En esos días estaba en construcción la nueva casa de los Valdez y todo se detuvo. Las prioridades cambiaron, todo su futuro cambió. Costara lo que costara tenían que extirpar el tumor de la cabeza de Sofía.

A la niña le hicieron tres operaciones y el tumor seguía creciendo. "Tres operaciones fueron para tratar de sacarle el tumor –relata Iván- y la cuarta fue para ponerle una válvula en el cerebro para liberar la presión sanguínea. A pesar de todo, Sofía no mejoró".

Iván nunca imaginó que la salvación de su hija vendría gracias al sueño que había tenido años atrás cuando había decidido tomar el trabajo en Arizona.

El mal manejo médico durante la enfermedad de Sofía, hizo que la familia Valdez decidiera buscar otro diagnóstico en Estados Unidos.

"Fuimos muy afortunados porque cuando me reinstalé en México cancelé el seguro de salud en Estados Unidos porque era carísimo mantenerlo, pero pude reactivarlo gracias a la empresa en que trabajo y a que somos residentes, y así logramos operar a nuestra hija en Chicago", narra Iván.

El tumor cerebral de Sofía había sido clasificado en México como benigno, pero seguía creciendo. "Los médicos de Estados Unidos, extrañados por el comportamiento del tumor, realizaron nuevos estudios y se descubrió que jamás le habían extirpado el tumor en su totalidad", afirma Iván.

El primero de junio del año pasado Sofía fue operada de nuevo y el tumor fue removido en su totalidad.

"Lo que vivimos fue indescriptible. Por un lado una gran alegría, pero por otro la impotencia de haber vivido la pésima práctica médica en mi país", afirma con dolor Iván.

"No tengo palabras para agradecer el apoyo que me brinda la empresa donde trabajo. Me dio casa, auto y sueldo sin presentarme a trabajar. Me dio todo para que mi hija saliera adelante… y esto no lo pago con nada; incluso nos consiguieron un apoyo gubernamental económico que me ayuda para estar más tiempo con mi hija que poco a poco se va recuperando y esto, lo repito y agradezco, es porque soy residente de Estados Unidos".

"Mi sueño es que mi hija recobre el movimiento, que se rehabilite completamente, que todos en mi familia podamos vivir nuestros sueños juntos. Jugar fútbol, tener una casa en el campo con una huerta y un caballo para cabalgar por las montañas. Pero, sobre todo, ver a nuestra Sofía vivaracha y alegre como siempre ha sido", concluye Iván.

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