¿Terminó tu relación? Tu dolor físico es muy real

¿Terminó tu relación? Tu dolor físico es muy real

Te creo que te duele el corazón y lo tienes partido, roto porque la relación se terminó. Parece una expresión romántica y dramática, presente en muchas canciones famosas, pero es, físicamente, muy real. En una relación emocional íntima sientes a tu pareja como parte de ti. Cuando se va, literalmente sientes que te desgarraron una parte del cuerpo, según el psicólogo Arthur Aron, de State University of New York.

Es como si te hubieran dado un puño en medio del pecho y te duele. Durante días, el cuerpo libera tanta adrenalina y hormonas de estrés que bombardean el músculo del corazón, que la respiración se te acorta y te duele el pecho como si fueras a sufrir un infarto. Poco a poco, las hormonas vuelven a su ritmo normal y el corazón se recupera sin mayores consecuencias para tu salud.

Se sabe que el cerebro procesa los rompimientos de relaciones igual que el dolor físico y las adicciones. En medio de la mezcla de frustración, pena y sensación de abandono, buscas mirar las fotos de tu ex. ¿Por qué? Porque verlo activa las áreas del cerebro relacionadas con la adicción, las mismas que hacen que los adictos deseen la cocaína. Tu ex pareja te hace falta, así que verlo te tranquiliza.

Tu boca necesita un sustituto y recurre a la comida. El hambre y la urgencia romántica responden a los mismos sistemas de recompensa del cerebro. Cuando te sientes románticamente vacía, buscas comer helado, chocolate u otra golosina favorita.

Cuando todo te recuerda a tu ex, no dejas de llorar. Estamos hechos para aferrarnos, no para separarnos, según la doctora Lucy Brown, neuróloga en Einstein School of Medicine. Sus investigaciones científicas lograron establecer un vínculo entre las reacciones del cerebro y nuestras sensaciones emocionales ante las relaciones y los rompimientos. Formar lazos de amor con los demás es una profunda necesidad esencial para sobrevivir. Lloras porque sabes que algo estuvo mal y tu instinto pretende repararlo para mantener viva la especie.

Después que se reducen el dolor y la ira, empieza el letargo. No te quieres levantar de la cama y te alejas de tus amigos. Es un mecanismo protector para que reagrupes mente y cuerpo. Con el tiempo, se reduce la actividad de las regiones cerebrales que tienen que ver con el apego emocional. Tu cuerpo reanuda sus funciones normales y le dice a tu mente que es tiempo de recuperarte y buscar tu felicidad.

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