El asma en los niños: Cómo tomar el control en cada etapa de su crecimiento

"Mamá, papá, no puedo respirar": Cómo tomar el control del asma de tu niño

Fuente: FDA

Las noticias sobre los niños y el asma son al mismo tiempo buenas y malas. Los mejores tratamientos han borrado el estereotipo del niño asmático —débil e inactivo, absolutamente dependiente de un inhalador para respirar. Los niños asmáticos actualmente llevan vidas activas e independientes.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) está trabajando para asegurarse de que los medicamentos y los dispositivos que se usan para tratar el asma—una enfermedad pulmonar crónica que inflama y estrecha las vías respiratorias — sean seguros y efectivos.

Las malas noticias son que la cantidad de casos de asma reportados en niños ha ido en aumento. En 2010, había 7 millones de niños asmáticos, 9.4% de norteamericanos menores de 18 años, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en comparación con 6.5 millones, u 8.9%, en 2005.

Una razón puede ser que los médicos están diagnosticando a más niños; las enfermedades que antes se conocían como bronquitis o tos perruna actualmente se diagnostican como asma. Sus síntomas pueden incluir tos, sibilancias (un sonido como un silbido al respirar), opresión en el pecho y dificultad para respirar, de acuerdo con el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI).

El asma no controlada puede conducir a la enfermedad pulmonar crónica y a una mala calidad de vida y lentamente puede empeorar. El Dr. Benjamin Ortiz, director de la Oficina de Tratamientos Pediátricos de la FDA, recomienda que los padres trabajen con un pediatra y un alergista o neumonólogo (especialista en pulmones) en caso de ser necesario, para desarrollar y seguir un plan de acción para combatir el asma y que detalle las opciones de tratamiento cuando ocurran ciertos síntomas. “La intervención temprana da como resultado una mejor salud en la edad adulta”, dice.

Causas:

“Nosotros conocemos cuáles son las cosas que empeoran o mejoran el asma, pero no conocemos cuál es la causa principal”, dice Ortiz. Las cosas que hacen que el asma empeore se conocen como “desencadenantes”. Estos incluyen:

  • Cambios de estación y cambios climáticos
  • Altos niveles de contaminantes del aire
  • Humo de tabaco
  • Moho
  • Ácaros, cucarachas
  • Polen de las plantas
  • Caspa de mascotas
  • Fragancias fuertes, como perfumes

Además, ciertos factores pueden aumentar en un niño el riesgo de desarrollar asma:

  • Antecedentes familiares de asma
  • Episodios múltiples de sibilancias antes de los 2 años de edad
  • Habitar en una vivienda llena de gente
  • Un miembro de la familia que fume
  • Obesidad
  • Desarrollo temprano de alergias o eczema

Tratamiento:

¿Qué hace que el asma mejore? Aunque el asma nunca se “cura,” una variedad de medicamentos aprobados por la FDA pueden contribuir a controlar los síntomas.

Para aliviar rápidamente los síntomas severos, los médicos prescribirán medicamentos “de rescate” o de “alivio rápido”, tal como albuterol, que abren los bronquios de los pulmones. “El objetivo es no utilizarlo, pero sí tenerlo disponible—en la casa, en la escuela, en el campamento—por las dudas”, dice el Dr. Anthony Durmowicz, , director médico del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos de la FDA.

Para estabilizar los síntomas crónicos y persistentes, los médicos prescribirán medicamentos “de control”. Los medicamentos de control más comunes, seguros y efectivos son los corticosteroides inhalados (ICS). Con el tratamiento regular, mejoran la función pulmonar y previenen los síntomas y los brotes, reduciendo la necesidad de recurrir a los medicamentos de rescate, de acuerdo con el NHLBI.

Los niños cuya asma es provocada por los alergenos que se transmiten por el aire (sustancias que provocan alergia), o que no pueden o no van a usar ICS, podrían tomar un tipo de medicamento llamado modificador de leucotrienos. Estos medicamentos vienen en forma de comprimidos y de goma de mascar, aunque para muchas personas tienden a ser menos efectivos que los ICS, especialmente para el asma más severa, dice Ortiz.

Para los casos más severos que no se controlan con ICS o con modificadores de leucotrienos solamente, podría recomendarse agregar agonistas beta de acción prolongada (LABA) como el salmeterol o el formoterol. La FDA advierte sobre el uso de LABA solos sin un ICS, y recomienda que en caso de tener que utilizar uno, debe utilizarse durante el menor tiempo posible.

La mayoría de los medicamentos para el asma son inhalados. Los bebés y los niños más pequeños usan nebulizadores, una máquina que libera medicamento líquido como una fina bruma a través de un tubo ajustado a una máscara facial. Los niños más grandes pueden usar un inhalador de dosis medida o un inhalador de polvo seco.

Para asegurarse de que las dosis adecuadas de medicamento ingresen en los pulmones de los niños, los médicos también podrían prescribir un dispositivo denominado espaciador, o cámaras de inhalación que se ajustan al inhalador.

“El uso de espaciadores ofrece ventajas prácticas para los niños más pequeños— la regulación y la coordinación necesarias para usar un inhalador es difícil para ellos”, dice Durmowicz. Una vez que el niño puede usar el inhalador sin problemas, ya no resulta tan crítico, agrega. Los ensayos clínicos han demostrado que “la dosis relativa liberada a los pulmones con y sin el espaciador es la misma”.

Los proveedores de cuidados para la salud también podrían recomendar el uso de un medidor de flujo máximo para verificar en qué medida el asma de un niño es controlada por el tratamiento a través del tiempo. Los medidores de flujo máximo miden la cantidad de aire que el niño expele desde los pulmones.

El tipo y la combinación de medicamentos y dispositivos que un médico prescribe dependen de la severidad, la frecuencia de los brotes de síntomas, de la edad del niño, del esquema de actividades y a veces del costo.

El desafío de la adolescencia:

“En la adolescencia, dice Durmowicz, los síntomas de la niñez podrían desaparecer, pero es probable que vuelvan o que sean diferentes. Cuando desaparecen, los adolescentes podrían pensar que ya no necesitan cargar con medicamentos cuando viajan, ni llevarlos a la escuela”.

Otras dificultades incluyen menor supervisión por parte de los padres y la resistencia a ser vistos por sus pares al tomar medicamentos. Los médicos pueden ayudar con un horario de medicación que les permita tener la privacidad. También, los inhaladores de polvo seco pueden ser lo suficientemente pequeños cómo para guardarlos en el bolsillo o en un bolso y usarlos discretamente.

Ortiz dice que luego de prescribir el tratamiento cuando los síntomas están presentes – en cualquier edad – es fundamental decir a los padres, “Su hijo va a llevar una vida normal si su asma se controla correctamente”.

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