VOCES DE MÉXICO
Este 1 de julio México celebrará una de las elecciones presidenciales más observadas y controvertidas de su historia. Tras el conflicto poselectoral de 2006, cuando Felipe Calderón fue electo Presidente de la República por un margen de 0.56% sobre su contrincante más cercano, Andrés Manuel López Obrador, la sociedad mexicana pondrá una vez más a prueba su sistema democrático en un momento en el que el país se sacude ante la violencia y la lucha contra el narcotráfico.
La serie Voces de México ofrecerá en siete entregas un vistazo a la situación en la que México vive la contienda electoral a través de las voces de su gente: de sus jóvenes y ancianos, de hombres y mujeres, de académicos y trabajadores, de la gente que a diario va construyendo la realidad de este país.
Voces de México, un recorrido por estados y temas del país vecino, es una creación de la periodista Eileen Truax y el videógrafo Diego Sedano, que conforman Malaespina Producciones, en exclusiva para HuffPost Voces.
Amanece en la ciudad de México y es como si el mundo despertara con ella. En el Centro Histórico de esta urbe los edificios de 500 años de antigüedad forman muros de piedra que bordean las calles cubiertas de adoquín y sirven de escenografía para los cientos, los miles de personas que empiezan a caminar por ellas. Una a una se van levantando las cortinas de metal que permiten el acceso a los negocios; las luces se apagan y una tenue luz solar se filtra por entre el manto de nubes que cubre a la urbe en pleno verano.
Tres horas más tarde, todo es ebullición. Jóvenes con mochilas al hombro, novios tomados de la mano, madres que caminan con prisa y medio arrastran a los hijos. Autos amontonados en una amplia avenida que ya les ha quedado chica, esperando la luz verde que les permita avanzar. Comerciantes, artesanos, secretarias, personas que buscan algo que sólo se encuentra aquí; funcionarios de gobierno rumbo a sus oficinas en inmuebles que son una obra de arte.
Voces de la Ciudad de México
Hace quince años esta ciudad no era así. Sede de los poderes del gobierno federal, y también epicentro financiero, político, social, comercial, artístico y cultural del país, la Ciudad de México fue por décadas botín de las administraciones de los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional, que dirigió el destino del país durante 70 años. Durante los años ochenta y parte de los noventa, la capital mexicana se encontraba en un punto crítico, con elevados índices de contaminación ambiental, un comercio informal fuera de control, problemas de vivienda, seguridad, y serios retos en materia de infraestructura. Los edificios del Centro Histórico permanecían vacíos tras el éxodo demográfico tras los sismos de 1985, de manera que sus calles difícilmente se podían recorrer después de las seis de la tarde sin exponerse al riesgo de ser atacado y que nadie se diera cuenta.
Fue a partir de 1997 que el curso de la ciudad cambió. Ese año por primera vez los habitantes del D.F. pudieron elegir directamente a su jefe de gobierno, una posición que antes de esa fecha era ocupada por una persona directamente nombrada por el gobierno federal. Tras una larga lucha en materia legislativa, el cambio en la legislación se hizo y el líder izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) resultó ganador en los comicios para gobernar por un periodo de tres años sin posibilidad de reelección. A su término, la ley había tenido un ajuste para que los gobiernos posteriores duraran seis años, de manera que coincidieran con el gobierno federal. El primero en ser electo por este periodo fue Andrés Manuel López Obrador, y tras él, el actual jefe de gobierno Marcelo Ebrard, ambos del mismo partido que Cárdenas.
Desde luego existen miles de retos en esta urbe, en parte debido a que su población –y por tanto el presupuesto que le asigna la federación con fines operativos- está calculado para sus 8,000,000 de habitantes y no para los 20,000,000 que confluyen en ella durante el día; la diferencia proviene principalmente de la gente del vecino Estado de México que viaja para trabajar a diario en el Distrito Federal. Sin embargo, a partir de la llegada de la izquierda al D.F., los habitantes de la ciudad han visto soluciones a algunos de sus problemas y un incremento en su calidad de vida, de manera que a lo largo de tres lustros esta entidad se ha convertido en el semillero de la izquierda nacional.
“El D.F. constituye el gran enclave, la zona de reserva de votos para el PRD, para la izquierda en México, y debo decir que han hecho un papel como administradores públicos bastante decente, bastante digno”, me comenta Jorge Zepeda Patterson, periodista y director del sitio Sinembargo.com, sentado en la sala de su apartamento en la colonia Condesa. Este barrio, como muchos otros en la ciudad, adquirió un renovado fulgor bajo las gestiones del hoy candidato a la presidencia López Obrador y su sucesor Ebrard, y no son pocas las zonas de la ciudad en las que la vida comunitaria se ha empezado a realizar en las calles otra vez.
“Los gobiernos de izquierda en el D.F. han entendido bien en qué consisten los derechos y por qué es importante respetarlos”, me dice Alaíde Ventura, una joven antropóloga entusiasta de López Obrador que el miércoles 27 de junio asistió, junto con un 1,200,000 personas, según algunos reportes, al cierre de campaña del candidato en el Zócalo de la Ciudad de México, su territorio natural. “Tenemos el apoyo a las madres solteras, el apoyo a los útiles escolares, todos estos programas que sus oponentes califican como acciones populistas, pero que no lo son porque están sustentadas, no se endeuda a la ciudad por crearlas. Es una forma de hacer frente a lo que el gobierno federal no se detiene a ver”.
Para Zepeda, la mayor prueba de los aciertos de los gobiernos de izquierda al frente de la ciudad es el hecho de que Miguel Ángel Mancera, el candidato del PRD al gobierno del DF, es el puntero para ganar la elección en los comicios de este 1 de julio con más de 60% de las preferencias electorales a su favor, muy por encima de sus contrincantes.
“Pero fuera de esta zona se debilitan mucho los bastiones perredistas”, apunta Zepeda recordando cómo en meses recientes la izquierda perdió estados como Michoacán y Baja California Sur, y su escasa presencia en los estados del norte del país. “Muchas de las esperanzas de López Obrador se basan en que en esta zona metropolitana logre rescatar una diferencia en votos que le compense parte de la debilidad nacional”.
Y aunque más de un millón de personas no son pocas, las encuestas continúan indicando que López Obrador está en segundo lugar, por debajo que el candidato del PRI Enrique Peña Nieto. Si esas intenciones de voto se confirman, dice Zepeda, “yo no lo veo, tras una segunda derrota, más allá de ser un líder moral de la izquierda, pero no como contrincante fundamental en el futuro que viene”.