Cuando papá está presente de verdad...

Cuando papá está presente de verdad...

Los cambios sociales y el desequilibrio del rol paternal del hombre han obligado a millones de mujeres a criar hijos sin la presencia del padre de sus hijos. Su vida es muy dura, pero hacen maravillas. Sin embargo, no ha cambiado la realidad de las grandes ventajas de que el padre de los hijos esté presente, sea efectivo y participe activamente en el hogar, es decir, un padre presente, de verdad (no un padre con presencia física y que no ayude en nada). En vez de examinar los efectos negativos de la ausencia paterna, revisemos los beneficios de la presencia paterna cuando es real y comparte los quehaceres del hogar, la crianza y de la familia.

  1. Hay dos ingresos en el hogar. Si alguno de los dos se queda sin trabajo, al menos se resuelve lo básico con un ingreso, mientras el otro consigue trabajo de nuevo. Hay apoyo mutuo y se pueden tomar medidas temporales para reducir gastos, como que uno de los dos (inclusive papá) cuide al bebé o al infante para ahorrarse el cuido.
  2. Las preocupaciones y la búsqueda de alternativas a todo lo que ocurre se dividen entre dos. Pesan menos.
  3. Si se coordina trabajo de equipo, pueden compartir el transporte de los chicos a la escuela y a actividades curriculares, confección de alimentos, visitas a pediatras, la ayuda para tareas, las compras de supermercados o materiales de proyectos escolares y otros asuntos de los hijos y de la casa. Todo bien planificado, hay tiempo de entretenimiento y descanso para los dos.
  4. Cuando los hijos se ponen “difíciles”, hay dos para turnarse, manejar las situaciones y tomar momentos de descanso físico y/o emocional.
  5. Dos cabezas piensan más que una, estando de acuerdo en la meta común. Hay dos personas para escucharse, examinar situaciones, exponer puntos de vista e inventar soluciones.
  6. Si hay que “correr”, mamá no se tiene que partir en veinte pedazos.
  7. Si uno de los dos se ausenta, ambos pueden resolver porque conocen todo lo que ocurre con los hijos.
  8. Los hijos crecen con una idea clara de la figura paterna en el hogar. La hija identifica un buen modelo de hombre que le crea una visión saludable de las cualidades que le conviene buscar y escoger en el hombre de quien se enamore y, eventualmente, del que va a escoger como padre de sus hijos. El hijo se identifica con un modelo correcto de hombre y de figura paterna que le llevará a ser un buen esposo y un padre responsable para sus hijos.
  9. Ambos hijo e hija se desarrollan sintiendo la protección y la seguridad que se espera psicológicamente de la figura del padre.
  10. Los hijos se desarrollan libres de agendas sin resolver (como la de haber crecido con un padre ausente) ni lastres que van a afectar por largos años su comportamiento, sus decisiones y su felicidad. Se dirigen a la adultez con la estabilidad para manejar únicamente su propia vida a base de sus experiencias.

Cuando hay un padre presente que está involucrado en la crianza y en la familia, los hijos aprenden lo que es trabajo de equipo, metas comunes, acuerdos, negociaciones, la dinámica de las diferencias y similitudes de la vida de pareja, y cómo se reconcilian las diferencias y se celebran las similitudes. Sobre todo, los hijos (varones) no siguen aprendiendo el patrón tan común hoy día de la despreocupación de muchos hombres ante los hijos, aún viviendo bajo el mismo techo; y las hijas aprenden a no escoger hombres que en pleno Siglo 21 todavía digan que “los hijos son asunto de la madre”, con el único objetivo de evadir su responsabilidad más allá de la procreación.

Niños que imitan a sus papás:

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